sábado, 1 de octubre de 2011

Las cartas de nadie. Capitulo IV.

Estaban todos volviéndose a sentar en los sofás cuando la chimenea se encendió y de ella salió un hombre de pelo negro y grasiento, y con la nariz ganchuda.
-¡Pero qué diantres haces aquí Quejicus!- grito Sirius levantándose de su sitio
-Pues supongo que hare los mismo que te han mandado a ti.- respondió el con el tono más acido que pudo
-Espera que hace aquí Quejicus- dijo Cornamenta levantándose también
-El es profesor de Harry en el colegio
-¡¿Cómo?!- grito Canuto.
-A mi tampoco me hace especial ilusión Black
-Bueno…. Y si dejamos esto para más tarde y ahora leemos el libro para ver qué es lo que le pasa a Harry, porque yo quiero saber como consigue mi hijo al final enterarse de que es mago.
-Lily tiene razón mejor que sigamos leyendo.
Las cartas de nadie.
-Supongo que estas cartas serán las del colegio y que con ellas se enterara de la verdad- dijo Lily
La fuga de la boa constrictor le acarreó a Harry el castigo más largo de su vida. Cuando le dieron permiso para salir de su alacena ya habían comenzado las vacaciones de verano
-Espera¿ eso quiere decir que Harry se estuvo todo ese tiempo sin ir a clase? , estuvo todo el día metido en esa alacena.
-No Lily, no creo, supongo que para ir a clase le dejarían salir.
-Yo no estaría tan segura, no hay mas que ver las cosas que le hacen con tan solo diez años
-Venga no te preocupes ya veras como las cosas se arreglan
 y Dudley había roto su nueva filmadora,
-Que raro- dijo Sirius
conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.
-Yo sigo creyendo que Figg me suena de algo- dijo Remus pensativo
-Porque es el apellido de la tía de Nerea, Arabella Figg- dijo Lily
-Puede ser ella
-¿Quién Arabella Figg?, no creo- dijo Lily- ella conoce a Harry, supongo que le diría que es mago si fuera ella
Harry se alegraba de que el colegio hubiera terminado, pero no había forma de escapar de la banda de Dudley, que visitaba la casa cada día. Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estúpidos, pero como Dudley era el mas grande y el mas estúpido de todos,
-Este capitulo nos esta contando cosas que ya sabemos
 era el jefe. Los demás se sentían muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a Harry.
-Les iba a enseñar yo un juego mas divertido- dijo James- ese tipo de juegos que utilizábamos contigo Quejicus
-No voy a entrar en tu juego Potter, así que deja de intentarlo.
Por esa razón, Harry pasaba tanto tiempo como le resultaba posible fuera de la casa, dando vueltas por ahí pensando en el fin de las vacaciones, cuando podría existir un pequeño rayo de esperanza: en septiembre estudiaría secundaria y, por primera vez en su vida, no iría a la misma clase que su primo. Dudley tenía un aplaza en el antiguo colegio de tío Vernon, Smelting. Piers Polkiss también iría allí. Harry, en cambio, iría a la escuela secundaria Stonewall, de la zona. Dudley encontraba eso muy divertido.
-Allí, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer día- dijo a Harry-. ¿Quieres venir arriba y ensayar?
-No, gracias- respondió Harry-. Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse.
- Tan arrogante como su padre- Dijo Severus
-Cierra el pico Quejicus- dijo Canuto
-Varias veces he pedido a Albus que le expulsara del colegio, es arrogante, siempre se esta saltando normas que se ponen para su seguridad…
-Mira que te unto- salto James del sofá y casi se lanzo encima de Snape.
-James déjalo no vale la pena además Harry gracias a saltarse las normas salvo la vida de una compañera.
Luego salió corriendo antes de que Dudley pudiera entender lo que le había dicho.
-No tenía por que haber corrido- dijo Lunatico sonriendo- su primo iba a tardar tiempo en pillarlo
Un día del mes de julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de Smelting, dejando a Harry en casa de la señora Figg. Aquello no resultó tan horrible como de costumbre. La señora Figg se había fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no parecía tan encariñada con ellos como antes. Dejó que Harry viera la televisión y le dio un pedazo de pastel de chocolate que , por el sabor, parecía que había estado guardado desde hacía años.
-Vaya- dijo Sirius con el sarcasmo en su voz- parece que ese fue el día de suerte de Harry
-Calla que quiero enterarme de lo que pasa- dijo Lily
Aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smelting llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano. También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían. Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura.
-Si lo mejor de lo mejor- dijo Lily- como me alegro de que Harry no vaya a ese colegio, me refiero que si no hubiese ido a Hogwarts al menos habría ido a uno distinto
Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dij0o con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida.
-Pues entonces obre vida la tuya- dijo James- para mi el día de mayor orgullo será en el que mi hijo se case o mejor aun cuando gaste su primera broma a algún Slytherin.
 Tía Petunia estalló en lagrimas y dijo que no podía creer que aquél fuera su pequeño Dudley, tan apuesto y crecido. Harry no se atrevía a hablar. Creyó que se le iban a romper las costillas del esfuerzo que hacía para no reírse.
-No me extraña nada el esfuerzo que tuvo que hacer el pobre- dijo Lily
A la mañana siguiente, cuando Harry fue a tomar el desayuno, un olor horrible inundaba toda la cocina. Parecía proceder de un gran cubo de metal que estaba en el fregadero. Se acercó a mirar. El cubo estaba lleno de lo que parecían trapos sucios flotando en agua gris.
-¿Qué será eso?- dijo Canuto
-Pues si dejas que sigamos leyendo lo averiguaremos
-Oye que yo ya llevaba un rato sin hablar- se quejo.
-¿Qué es eso?- pregunto a tía Petunia
-Mira parece que Harry tenía la misma duda que tu
La mujer frunció los labios, como hacia siempre que Harry se atrevía a preguntar algo.
-Tu nuevo uniforme del colegio- dijo
-¿Eso es un uniforme? Madre mía, a lo que ha llegado el mundo
Harry volvió a mirar en el recipiente.
Oh- comento-. No sabía que tenía que estar mojado.
-Y con esa frase demuestra que es como todos los Potter's
-No seas estúpido- dijo con ira tía Petunia-. Estoy tiñendo de gris algunas cosas viejas de Dudley. Cuando terminé, quedara igual que los de los demás.
-Si ya claro
-SIRIUS QUE TE CALLÉS DE UNA VEZ- grito Lily perdiendo los nervios
Harry tenía varias dudas de que fuera así, pero pensó que era mejor no discutir. Se sentó a la mesa y trató de no imaginarse el aspecto que tendría en su primer día de la escuela secundaria Stonewall. Seguramente parecería que llevaba puestos pedazos de piel de un elefante viejo.
Lily miró a Snape pero no dijo nada, él también cuando era niño tuvo que llevar ropas… que bueno… que era mejor que no existieran
Dudley y tío Vernon entraron, los dos frunciendo la nariz a causa del olor del nuevo uniforme de Harry. Tío Vernon abrió como siempre, su periódico y Dudley golpeó la mesa con su bastón del colegio, que llevaba a todas partes.
Todos oyeron el ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el felpudo.
-Trae la correspondencia, Dudley- dijo tío Vernon, detrás de su periódico.
-Que vaya Harry
-Trae las cartas, Harry
-Que lo haga Dudley
-Muy bien Harry, así se dice
-Pégale con tu bastón, Dudley
-Mas le vale que no se atreva a tocarle
Harry esquivo el golpe y fue a buscar la correspondencia. Había tres cartas en el felpudo: una postal de Marge, la hermana de tío Vernon, que estaba de vacaciones en la isla de Wight; un sobre de color marrón, que parecía una factura, y una carta para Harry
-Esa debe de ser la carta de Harry- dijo James emocionado por ver como reaccionaría su hijo al ver que era un mago
Harry la recogió y la miró fijamente, con el corazón vibrando como una gigantesca banda elástica. Nadie, nunca, en toda su vida, le había escrito a él. ¿Quién podía ser? No tenía amigos ni otros parientes. Ni siquiera era socio de la biblioteca,
-Oh no, mi hijo no es socio de la biblioteca
-Sirius y si cierras el pico- sugirió James
-No espera-dijo Lily- se suponía que me estabas imitando a mi ¿no?
-Si
-¿Cuándo he hablado yo así?
 así que nunca había recibido notas que le reclamaran la devolución de libros. Sin embargo, allí estaba, una carta dirigida a él de una manera tan clara que no había equivocación posible.
Señor H. Potter
Alacena Debajo de la Escalera
Privet Drive, 4
Little Whinging
Surrey
El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillo, y la dirección estaba escrita con tinta verde esmeralda. No tenía sello.
Con las manos temblorosas, Harry le dio la vuelta al sobre y vio un sello de color purpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente,
-Yo siempre he pensado que ese cuarto animal sobraba- opino Canuto
 que rodeaban una gran letra H.
-¡Date prisa, chico!- exclamó tío Vernon desde la cocina-. ¿Qué estás haciendo, comprobando si hay cartas- bomba?- Se rió de su propio chiste.
-Jajajajaja aja aja Dios mio que gracioso, me parto y me mondo
Harry volvió a la cocina, todavía contemplando su carta. Entregó a tío Vernon la postal y la factura, se sentó y lentamente comenzó a abrir el sobre amarillo.
Tío Vernon rompió el sobre de la factura, resopló disgustado y echó una mirada a la postal.
-Marge esta enferma- informo a tía Petunia-. Al parecer comió algo en mal estado.
-¡Papá!- dijo de pronto Dudley-. ¡Papá, Harry ha recibido algo!
-Niñato chivato de las narices, ya veras como te coja algún dia
-Sirius vamos a jugar a un juego- dijo Lily- tienes que estar callado hasta que termine este capitulo y si no lo consigues me das 20 galeones
-Solo 20, vaya Lily eso me dara para cogerme dos ranas de chocolate
-Eres un ludópata, terminaras tragando
-Si tienes razón
Harry estaba a punto de desdoblar su carta, que estaba escrita en el mismo pergamino que el sobre, cuando tío Vernon se la arrancó de la mano.
-¡Es mía!- dijo Harry, tratando de recuperarla.
-Siento decirte Harry que no vas a conseguirlo-dijo James
-¡Quién te va a escribir a ti?- dijo con tono despectivo tío Vernon, abriendo la carta con una mano y echándole una mirada.
-Dios cada palabra que dice le tengo mas asco- dijo Snape
Todos se le quedaron mirando extrañados
-Que pasa es que esa manera de despreciar la magia, ni yo trataba así a Harry
-Ya le llamas Harry- observo Sirius
-Si es que Potter es el que esta aquí, si les llamo a los dos igual no les diferencio
Su rostro pasó del rojo al verde con la misma velocidad que las luces del semáforo. Y no se detuvo ahí. En segundos adquirió  el blanco grisáceo de un plato de avena cocida reseca.
-¡Pe… Pe… Petunia!- bufó
Dudley trató de coger la carta para leerla, pero tío Vernon la mantenía muy alta, fuera de su alcance. Tía petunia la cogió con curiosidad y leyó la primera línea. Durante un momento pareció que iba a desmayarse. Se apretó la garganta y dejó escapar un gemido
-¡Vernon! ¡Oh, dios mio… Vernon!
-Oh no Vernon, es una carta, cuidado. Toma los veinte galeones Lily es que no podía aguantarme
-Has aguantado mas de lo que yo pensaba
Se miraron como si hubieran olvidado que Harry y Dudley todavía estaban allí. Dudley no estaba acostumbrado a que no le hicieran caso. Golpeó a su padre en la cabeza con el bastón de Smelting.
-Mira me hacen a mi eso y por muy hijo mio que sea, vamos se enteraba- dijo James
-Ya cariño, pero piensa que a nuestro hijo nunca le educaríamos de esa manera
-Ya también tienes razón
-Quiero leer esa carta- dijo a gritos
-Yo soy quien quiere leerla- dijo Harry con rabia-. Es mía.
-¡QUIERO MI CARTA!- grito
-Asi se hace Harry, imponte
-¡Déjame verla! Exigió Dudley
-A ti no
-Joder Sirius te quieres callar de una vez
-Hay que ver pelirroja que mal hablada te has vuelto
Lily se limito a mirarle mal y no contestarle
-¡FUERA!- grito tío Vernon y, cogiendo a Harry y a Dudley por el cogote, los arrojo al recibidor y cerró la puerta de la cocina.
-De lo malo malo también ha cogido a su hijo igual de mal que a Harry- dijo Lunatico
Harry y Dudley iniciaron una lucha, furiosa pero callada, para ver quien espiaba por el ojo de la cerradura.
-Vamos Harry, tienes que ganar a ese- grito James
 Ganó Dudley,
-Jo- dijeron todos
así que Harry, con las gafas colgando de una oreja, se tiró al suelo para escuchar por la rendija que había entre a puerta y el suelo.
-Vernon- decía tía Petunia, con voz temblorosa-, mira el sobre. ¿Cómo es posible que sepan donde duerme él? No estarán vigilando la casa, ¿verdad?
-Vigilando, espiando… Hasta pueden estar siguiéndonos- murmuró tío Vernon, agitado.
-Tened cuidado están buscando el momento adecuado para mataros- dijo James
-No lo digas muy en broma- dijo Sirius
-Pero ¿Qué podemos hacer, Vernon? ¿Les contestamos? Les decimos que no queremos…
-Como si fueran a haceros caso- dijo Lily molesta por como se comportaba su hermana
Harry pudo ver los zapatos negros brillantes de tío Vernon yendo y viniendo por la cocina.
-No- dijo finalmente-. No, no les haremos caso. Si no reciben una respuesta… Sí, eso es lo mejor… No haremos nada…
-Pero…
-¡No pienso tener a uno de ellos en la casa, Petunia! ¿No lo juramos cuando recibimos y destruimos aquella peligrosa tontería?
-Ser mago no es ninguna tontería- dijo Snape
-Por una vez en mi vida, estoy de acuerdo con Quej…… Snape, hay que ver como me ha costado hacer esto- dijo James
-Venga tampoco habrá sido para tanto- dijo Lily
Aquella noche, cuando regresó del trabajo, tío Vernon hizo algo que no había hecho nunca: visitó a Harry en su alacena.
-Wow.. milagro
-¿Dónde esta mi carta?- dijo Harry, en el momento en que tío Vernon pasaba con dificultad por la puerta-. ¿Quién me escribió?
-Nadie. Estaba dirigida a ti por error- dijo tío Vernon con tono cortante-. La quemé
-Este tío es un imbécil- dijo James
-No era un error- dijo Harry enfadado-. Estaba mi alacena en el sobre.
-¡SILENCIO!- bramó tío Vernon, y unas arañas cayeron del techo. Respiro profundamente y luego sonrió, esforzándose tanto en hacerlo que parecía sentir dolor.
-No me extraña que sea la primera vez en su vida que sonria
-Que va- dijo Lunatico- cada vez que trataba mal a alguien seguro que sonreía
-Sip, probablemente tengas razon
-Ah, si Harry, en lo que se refiere a la alacena… Tu tía y yo estuvimos pensando… Realmente ya eres muy mayor para esto… Pensamos que estaría bien que te mudes al segundo dormitorio de Dudley
-A que es que encima Dudley tenía dos habitaciones, madre mia que mal está esta gente
-¿Por qué?-dijo Harry
-¡No hagas preguntas!- exclamó-. Lleva tus cosas arriba ahora mismo.
-A mi hijo no le des ordenes de esa manera- dijo Lily
La casa de los Dursley tenía cuatro dormitorios:
-Encima aun teniendo Harry su propia habitación les sobraba una- dijo Snape
uno  para tío Vernon y tía Petunia, otro para las visitas (habitualmente Marge, la hermana de Vernon), en el tercero dormía Dudley y en el último guardaba todos los juguetes y cosas que no cabían en aquél.
-Vamos que era su trastero personal
 En un solo viaje Harry trasladó todo lo que le pertenecía, desde la alacena a su nuevo dormitorio. Se sentó en la cama y miró alrededor. Allí casi todo estaba roto. La filmadora estaba sobre un carro de combate que una vez Dudley hizo andar sobre el perro del vecino, y en un rincón estaba el primer televisor de Dudley, al que dio una patada cuando dejaron de emitir su programa favorito. También había una gran jaula que alguna vez tuvo dentro un loro, pero Dudley lo cambio en el colegio por un rifle de aire comprimido, que en aquel momento estaba en un estante con la punta torcida, porque Dudley se había sentado encima. El resto de las estanterías estaban llenas de libros. Era lo único que parecía que nunca había sido tocado.
-No me extraña nada que eso sea lo único entero de la habitación
Desde abajo llegaba el sonido de los gritos de Dudley a su madre.
-No quiero que este allí… Necesito esa habitación… Échalo…
-Pero tendrá cara el crio- dijo James
-Yo no creo que sea culpa de el- dijo Lily
-Y eso porque pelirroja- dijo Canuto
-Porque Harry llego allí con un año, en ese momento Dudley seguro que intento jugar varias veces con el porque con esa edad no se hace distinciones, seguramente sus padres no le dejaron jugar con el y al final Dudley termino odiando a Harry
-Me parece que Lily puede tener razón- dijo Snape
Harry suspiro y se tendió en la cama. El día anterior habría dado cualquier cosa por estar en aquella habitación. Pero en aquel momento prefería volver a su alacena con la carta a estar allí sin ella.
-Te comprendo perfectamente- dijo Sirius- cuando me escape de azkaban había veces que prefería estar encerrado otra vez y que Lily y James estuvieran vivos
-Eso no lo digas ni en broma- le dijo James completamente serio
A la mañana siguiente, durante el desayuno, todos estaban muy callados. Dudley se hallaba en estado de conmoción. Había gritado, había pegado a su padre con el bastón de Smelting, se había puesto malo a propósito, le había dado una patada a su madre, había arrojado la tortuga por el techo del invernadero, y seguía sin conseguir que le devolvieran su habitación. Harry estaba pensando en el día anterior, y con amargura pensó que ojala hubiera abierto la carta en el vestíbulo.
-Esa habría sido una buena opción- sonrió Remus
 Tío Vernon y tía Petunia se miraban misteriosamente.
Cuando llego el correo, tío Vernon, que parecía hacer esfuerzos por ser amable con Harry, hizo que fuera Dudley. Lo oyeron golpear cosas con su bastón en su camino hasta la puerta. Entonces gritó
-¡Hay otra mas! Seños H. Potter, El Dormitorio Más Pequeño, Privet Drive, 4…
-Corre Harry coge a cogerla, tienes que llegar el primero para que no te la quiten- le animaban los merodeadores
Con un grito ahogado, tío Vernon se levanto de su asiento y corrió hacia el vestíbulo, con Harry siguiéndolo. Allí tuvo que forcejear con su hijo para quitarle la carta, lo que le resultaba difícil porque Harry le tiraba del cuello. Después de un minuto de confusa lucha, en la que todos recibieron golpes del bastón, tío Vernon se enderezo con la carta de Harry arrugada en su mano, jadeando para recuperar la respiración.
-Vete a tu alacena, quiero decir a tu dormitorio- dijo a Harry sin dejar de jadear-. Y Dudley… Vete… Vete de aquí
Harry paseo en círculos por su nueva habitación. Alguien sabía que se había ido de su alacena y también parecía saber que no había recibido su primera carta. ¿Eso significaría que lo intentarían de nuevo? Pues la próxima vez se aseguraría de que no fallaran. Tenía un plan.
-Así me gusta Harry, tienes que pensar en frío para poder conseguir alguna- dijo Lily
-Si que si no te tienes que ir al medio del mar- dijo Snape a quien Dumbledore le había contado al historia
El reloj despertador arreglado sonó a las seis de la mañana siguiente. Harry lo apagó rápidamente y se vistió en silencio: no debí despertar a los Dursley. Se deslizo por la escalera sin encender ninguna luz.
Esperaría al cartero en la esquina de Privet Drive y recogería las cartas para el número 4 antes de que su tío pudiera encontrarlas. El corazón le latía aceleradamente mientras atravesaba el recibidor oscuro hacía la puerta.
-Pues la verdad me parece un buen plan- dijo James- pero seguro que no funciona
-¡AAAUUUGGG!
Harry saltó en el aire. Había tropezado con algo grande y fofo que estaba en el felpudo… ¡Algo vivo!
-Espero que no sea lo que yo creo.
-Tranquila pelirroja tu hijo no ha pisado una babosa… ha pisado algo mas asqueroso.
-Jajajajaja
Las luces se encendieron, y, horrorizado, Harry se dio cuenta de que aquella cosa fofa y grande era la cara de su tío. Tío Vernon estaba acostado en la puerta, en un saco de dormir, evidentemente para asegurarse de que Harry no hiciera exactamente lo que intentaba hacer. Gritó a Harry durante media hora y luego dijo que preparara una taza de té. Harry se marchó arrastrando los pies y, cuando regresó de la cocina, el correo había llegado directamente al regazo de tío Vernon. Harry pudo ver tres cartas escritas en tinta verde.
-Parece mentira que ese haya sido mas listo que Harry- dijo Snape que cada vez se estaba animando mas a comentar
-Quiero…- comenzó, pero tío Vernon estaba rompiendo las cartas en pedacitos ante sus ojos.
Aquel día, tío Vernon no fue a trabajar. Se quedó en casa y tapió el buzón.
-Madre mia- dijo Lily
-¿Te das cuenta?- explico a tía Petunia, con la boca llena de clavos-. Si no pueden entregarlas, tendrás que dejar de hacerlo.
-No estoy segura de que esto resulte, Vernon
-No, yo tampoco estoy seguro- dijo Remus con una sonrisa
-Oh, la mente de esa gente funciona de manera extraña, Petunia, ellos no son como tu y yo- dijo tío Vernon, tratando de gar golpes a un clavo con el pedazo de pastel de fruta que tía Petunia le acababa de llevar.
El viernes, no menos de doce cartas llegaron para Harry. Como no las podían echar en el buzón, las habían pasado por debajo de la puerta, por entre las rendijas, y unas pocas por la ventanita del cuarto de baño de abajo.
-Toma ya, supongo que hay Harry consiguió coger alguna
Tío Vernon se quedó en casa otra vez. Después de quemar todas las cartas, salió con le martillo y los clavos para asegurar la puerta de atrás y la de delante, para que nadie pudiera salir. Mientras trabajaba, tarareaba "De puntillas entre los tulipanes" y se sobre saltaba con cualquier ruido.
-Hay que ver los suyo ya es demencia
El sábado las cosas comenzaron a descontrolarse. Veinticuatro cartas para Harry entraron en la casa, escondidas entre dos docenas de huevos, que un muy desconcertado lecherón entregó a tía Petunia, a través de la ventana del salón. Mientras tío Vernon llamaba a la oficina de correros y a la lechería, tratando de encontrar a alguien para quejarse, tía Petunia trituraba las cartas en la picadora.
-Con perdón James, porque es tu hijo, pero este niño es un poco tonto hay tantas y no consigue ni una- dijo Canuto, a lo que se gano un colleja de Lily
-¿Se puede saber quién tiene tanto interés en comunicarse contigo?- preguntaba Dudley a Harry asombrado.
La mañana del domingo, tío Vernon estaba sentado ante la mesa del desayuno, con aspecto cansado y casi enfermo, pero feliz.
-No hay correo los domingos- les recordó alegremente, mientras ponía mermelada en su periódico-. Hoy no llegaran las malditas cartas…
-¡Ja! Que eso te lo has creido- dijo James
Algo llegó zumbando por la chimenea de la cocina mientras él hablaba y le golpeo con fuerza en la nuca. Al momento siguiente, treinta o cuarenta cartas cayeron de la chimenea como balas. Los Dursley se agacharon, pero Harry saltó en el aire, tratando de atrapar una.
-Pero porque intentaba coger las del aire si tenia un montón en el suelo
-¡Fuera! ¡FUERA!
Tío Vernon cogió a Harry por la cintura y lo arrojo al recibidor. Cuando tía Petunia y Dudley salieron corriendo, cubriéndose la cara con las manos, tío Vernon cerró la puerta con fuerza. Oían el ruido de las cartas, cayendo en la habitación, golpeando contra las paredes y el suelo.
-Ya esta- dijo tío Vernon, tratando de hablar con calma, pero arrancándose, al mismo tiempo, parte del bigote-. Quiero que estéis aquí dentro de cinco minutos, listos para irnos. Nos vamos. Coged alguna ropa. ¡Sin discutir!
-Madre mia, la que se va a armar
Parecía tan peligroso, con la mitad de su bigote arrancado, que nadie se atrevió a contradecirlo.
-No me extraña hijo- dijo Lily
 Diez minutos después se habían abierto camino a través de las puertas tapiadas y estaban en el coche, avanzando velozmente hacia la autopista. Dudley lloriqueaba en el asiento trasero, pues su padre le había pegado en la cabeza cuando lo pilló tratando de guardar el televisor, el video y el ordenador en la bolsa.
-Qué es un ordenador- dijo James que en algún momento sabia que había oído esa palabra- ¿Es eso que tienes tu en casa no?
-Si
Condujeron. Y siguieron avanzando. Ni siquiera tía Petunia se atrevía a preguntarle adónde iban. De vez en cuando, tío Vernon daba la vuelta y conducía un rato en sentido contrario.
-Quitárnoslos de encima… perderlos de vista…- murmuraba cada vez que lo hacía.
-Loooocooo- canturreó Canuto
No se detuvieron en todo el día para comer o beber. Al llegar la noche Dudley aullaba. Nunca había pasado un día tan malo en su vida. Tenía hambre, se había perdido cinco programas de televisión que quería ver y nunca había pasado tanto tiempo sin hacer estallar un monstruo en su juego de ordenador.
-Pobrecito lo que debe estar sufriendo- dijo Lily con sarcasmo
-Espera- dijo Sirius- en esa cosa que dice James que tienes se pueden hacer estallar cosas, me lo tienes que dejar
-Si, si claro… Un día de estos
Tío Vernon se detuvo finalmente ante un hotel de aspecto lúgubre, en las afueras de una gran ciudad. Dudley y Harry compartieron una habitación con camas gemelas y sábanas húmedas y gastadas. Dudley roncaba, pero Harry permaneció despierto, sentado en el borde de la ventana, contemplando las luces de los coches que pasaban y deseando saber…
Al día siguiente, comieron para el desayuno copos de trigo, tostadas y tomates de lata. Estaban a punto de terminar, cuando la dueña del hotel de acercó a la mesa.
-Perdonen, ¿Alguno de ustedes es el señor H. Potter? Tengo como cien de estas en el mostrador de entrada.
Extendió una carta para que pudieran leer la dirección en tinta verde:
Seños H. Potter
Habitación 17
Hotel Railview
Cokeworth
-Nunca pensé que nos controlarais tanto- dijo James asombrado
-Ni te lo imaginas- dijo Sirius
-Como lo sabes
-He estado en la orden y hemos vigilado a Harry- dijo este con una sonrisa
Harry fue a coger la carta, pero tío Vernon le pegó en la mano. La mujer lo miro asombrada.
-Yo las cogeré- dijo tío Vernon, poniéndose de pie rápidamente y siguiéndola.
-¡No sería mejor que volviéramos a casa, querido?- sugirió tía Petunia tímidamente, unas horas mas tarde, pero tío Vernon no parecía oírla.
Qué era lo que buscaba exactamente, nadie lo sabía. Los llevó al centro del bosque, salió, miro alrededor, negó con la cabeza, volvió al coche y otra vez lo puso en marcha. Lo mismo sucedió en medio de un campo arado, en mitad de un puente colgante y en la parte mas alta de un aparcamiento de coches.
-Papa se ha vuelto loco, ¿verdad?- pregunto Dudley a tía Petunia aquella tarde.
Tío Vernon había aparcado en la costa, los había encerrado y había desaparecido.
-Jajajaja los ha abandonado
-Pues no te rias, que metido en ese coche esta mi hijo- dijo Lily
Comenzó a llover. Gruesas gotas golpeaban el techo del coche. Dudley gimoteaba
-Es lunes- dijo a su madre-. Mi programa favorito es esta noche. Quiero ir a algún lugar donde haya un televisor.
-Como James que desde que Lily metió uno de esos en casa no hay quien le mueva del sofá a parte de Harry.
Lunes. Eso hizo que Harry se acordara de algo. Si era lunes (y habitualmente se podía confiar en que Dudley supiera el día de la semana, por los programas de la televisión), entonces, el día siguiente, martes, era el cumpleaños número once de Harry. Claro que su cumpleaños nunca había sido exactamente divertido: el año anterior, por ejemplo, los Dursley le regalaron una percha y un par de calcetines viejos de tío Vernon. Sin embargo, no se cumplían once años todos los días.
Lily empezó a llorar
-¿Qué te ocurre pelirroja?- pregunto Canuto
-Me encantaría que Harry estuviera contento  por su cumpleaños, esperando que le diésemos los regalos, que hubiera una tarta…..
James la atrajo hacia el y la abrazo todo lo fuerte que pudo sin hacerla daño
Tío Vernon regreso sonriente. Llevaba un paquete largo y delgado y no contesto a tía Petunia cuando le pregunto que había comprado.
-Espero que no sea lo que yo pienso- dijo Lily preocupada
-¡He encontrado un lugar perfecto!- dijo-. ¡Vamos! ¡Todos fuera!
-Menudo lugar que habrá encontrado
Hacia mucho frio cuando bajaron del coche. Tío Vernon señalaba lo que parecía una gran roca en el mar. Y, encima de ella, se veía la mas miserable choza que uno se pudiera imaginar. Una cosa era segura, allí no había televisor.
-¡Han anunciado tormenta para esta noche!- anunció alegremente tío Vernon, aplaudiendo-. ¡Y este caballero aceptó gentilmente alquilarnos su bote!
Bien tormenta viva, alegría y jolgorio- dijo Canuto como si se alegrara
Un viejo desdentado se acercó a ellos, señalando un viejo bote que se balanceaba en el agua grisácea.
-Ya he conseguido algo de comida- dijo tío Vernon-. ¡Así que todos a bordo!
En el bote hacía un frio terrible. El mar congelado los salpicaba, la lluvia les golpeaba la cabeza y un viento gélido les azotaba el rostro. Después de lo que pareció una eternidad, llegaron al peñasco, donde tío Vernon los condujo hasta la desvencijada casa.
El interior era horrible: había un fuerte olor a algas, el viento se colaba por las rendijas de las paredes de madera y la chimenea estaba vacía y húmeda. Sólo había dos habitaciones.
La comida de tío Vernon resulto ser cuatro platanos y un paquete de patatas fritas para cada uno. Trató de encender el fuego con las bolsas vacías, pero solo salió humo.
-Pues yo creo que Harry con eso ya ha comido mas que en todo un año
-Ahora podríamos utilizar una de esas cartas, ¿no?- dijo alegremente
Estaba de muy buen humor. Era evidente que creía que nadie se iba a atrever a buscarlos allí, con una tormenta a punto de estallar. En su interior, Harry estaba de acuerdo, aunque el pensamiento no lo alegraba.
-Te comprendo hijo- dijo James
Al caer la noche, la tormenta prometida estalló sobre ellos. La espuma de las altas olas chocaba contra las paredes de la cabaña y el feroz viento golpeaba contra los vidrios de las ventanas. Tía Petunia encontró unas pocas mantas en la otra habitación y preparó una cama para Dudley en el sofá.
-Y dejaba adivinar- dijo Lily- mi hijo sobre el suelo
Ella y tío Vernon se acostaron en una cama cerca de la puerta y Harry tuvo que contentarse con un trozo de suelo y taparse con la manta mas delgada.
-VES LOS SABIA
-Tranquila mi amor, calmate, cariño
La tormenta aumentó su ferocidad durante la noche. Harry no podía dormir. Se estremecía y daba vueltas, tratando de ponerse cómodo, con el estomago rugiendo de hambre. Los ronquidos de Dudley quedaron amortiguados por los truenos que estallaron cerca de la media noche. El reloj luminoso de Dudley, colgando de su gorda muñeca, informo a Harry de que tendría once años en diez minutos. Esperaba acostado que llegara la hora de su cumpleaños, pensando si los Dursley se acordarían y preguntándose  donde estaría  en aquel momento el escritor de las cartas.
-Mas cerca de los que piensas- dijo Sirius sonriendo
-Por que dices eso
-Ya lo veras- sonrio este
Cinco minutos. Harry oyó algo que crujía afuera. Esperó que no fuera a caerse el techo, aunque tal vez hiciera mas calor si eso ocurria. Cuatro minutos. Tal vez la casa de Privet Drive estaría tan llena de cartas, cuando regresasen, que podría robar una.
Tres minutos para la hora. ¿Por qué el mar chocaría con tanta fuerza contra las rocas? Y (faltaban dos minutos) ¿qué era aquel ruido tan raro? ¿Las rocas se estaban desplomando en el mar?
Un minuto y tendría once años. Treinta segundos… veinte… diez… nueve…
-Eso sería divertido, espero que lo haga- dijo Remus
tal vez despertara a Dudley, solo para molestarlo… tres… dos…. Uno…
-FELIZ CUMPLEAÑOS HARRY- gritaron todos los que estaban en la sala incluyendo Snape
BUM
Toda la cabaña se estremeció y Harry se enderezó, mirando fijamente a la puerta. Alguien estaba fuera, llamando.
-Aquí se termino el capitulo
-Pues comemos algo y seguimos leyendo el capitulo siguiente- dijo James
Cuando se estaban levantando volvieron a aparecer unas llamas azules y de ellas salió una chica pelirroja

No hay comentarios:

Publicar un comentario