sábado, 1 de octubre de 2011

El viaje desde el anden nueve y tres cuartos. Capitulo VII.

En ese momento se abrió la puerta….
-Ginny vamos a empezar ya a leer el sigui…..- Remus se quedo mudo al ver que Ginny no estaba sola en el baño. Aunque los dos jóvenes se habían separado nada mas oírle entrar el había visto lo suficiente como para saber lo que estaba pasando
-En seguida vamos Remus, gracias por avisarme- dijo Ginny mas roja que su pelo y viendo como Harry en lugar de estar igual que ella estaba riéndose
-Esperad, antes me podéis explicar que es lo que pasa ¿No decías que aunque antes te gustaba Harry ya no estas detrás de el y que tienes novio? ¿Y tu Harry, tienes novio la chica esa que decía Sirius Cho?
-No- dijo Ginny- En realidad ya no voy detrás de Harry porque el es mi novio llevamos juntos desde que el estaba en sexto, y el la novia que tiene soy yo
-¿Entonces por qué le habéis dicho eso a Sirius?
-Bueno en realidad no le hemos mentido- explico Harry- el me pregunto que si conseguí salir con Cho y yole dije que si, porque tuve una cita con ella
-Yo le dije que mi novio no era hijo de muggles pero que se había criado con ellos y que ya no iba detrás de Harry, pues porque como ya te dije, no me hace falta ir detrás de el
-Se lo pensáis decir o vais a seguir dejando que pregunte- quiso saber Remus
-Vamos a dejar que siga preguntando, pero básicamente porque tu sabes lo pesado que se pondrá si lo sabe y no dejara de tomarnos el pelo
-Vale, os prometo que no le contare nada a ninguno de los que hay fuera
-Bueno Snape ya lo sabe, yo creo que disfrutaba castigándome los sábados para que no pudiera estar con Gin- dijo Harry.
Salieron los tres de baño y fueron al salón
-¿Tu donde estabas Harry?-pregunto Sirius
-Dando una vuelta por la casa, y me encontré con Remus y Ginny y me dijeron que iban a seguir leyendo.
-Vale, pues ahora me toca leer a mi- dijo Remus sentándose y cogiendo el libro
El viaje desde el andén nueve y tres cuartos
-Aquí aparecen los Weasley por primera vez- dijo Harry sonriendo  a Ginny. Remus les vio y sonrió una vez que la cosa se sabia y te fijabas la verdad es que se notaba que había algo entre ellos
El último mes de Harry con los Dursley no fue divertido.
-¿Es que el demás tiempo si había sido divertido?- pregunto Sirius con resentimiento
-Si, si yo me lo pasaba en grande
 Es cierto que Dudley le tenía miedo y no se quedaba con el en la misma habitación, y que tía Petunia y tío Vernon no lo encerraban en la alacena ni lo obligaban a hacer nada ni le gritaban. En realidad, ni siquiera le dirigían la palabra.
-Supongo que eso sería una mejora ¿no?- dijo Lily con pena
-Al principio si pero luego se hacía aburrido- respondió Harry
 Mitad aterrorizados, mitad furiosos, se comportaban como si la silla que Harry ocupaba estuviera vacía. Aunque aquello significaba una mejora en muchos aspectos, después de un tiempo resultaba un poco deprimente.
-Te has repetido- dijo Ginny con una sonrisa
Harry se quedaba en su habitación, con su nueva lechuza por compañía. Decidió llamarla Hedwig, un nombre que encontró en Una historia de la magia.
-Noooooo, no Harry, dime que ese libro esta equivocado, dime que no leíste los libros en vacaciones- dijo Canuto
-Lo lamento- dijo Harry con diversión- pero si
-Noooooo Lily me engañaste, este no es mi hijo, con quien mas te acostaste- grito James
-¡Deja de hacer el payaso y siéntate! te recuerdo que también es hijo mío y que yo si leía los libros
-Ya pero es que no se parece a mi en nada
-En todo el físico, te parecerá poco ¡Y ni se te ocurra volver a decir que Harry no es hijo tuyo y no vuelvas a insinuar que te he engañado! Sigue leyendo Remus
 Los libros del colegio eran muy interesantes.
-VES , VES CO…..- James decidió callarse ante la mirada de Lily pero Canuto no se dio cuenta
-Este no es tu hijo Cornamenta
¡PLAF! La mano de Lily cayo implacable sobre la nuca de Canuto
 Por la noche leía en la cama hasta tarde, mientras Hedwig entraba y salía a su antojo por la ventana abierta. Era una suerte que tía Petunia ya no entrara en la habitación, porque Hedwig llevaba ratones muertos. Cada noche, antes de dormir Harry marcaba otro día en la hoja de papel que tenía en la pared, hasta el uno de septiembre.
-Yo también hacia eso- dijo Sirius mientras miraba como su yo del pasado se rascaba la nuca con cara de dolor
El ultimo día de agosto pensó que era mejor hablar con sus tíos para poder ir a la estación de King Cross, al día siguiente. Así que debajo del salón, donde estaban viendo la televisión. Se aclaró la garganta, para que supieran que estaba allí, y Dudley gritó y salió corriendo.
Las risas en la sala no se hicieron esperar
-Hum… ¿Tío Vernon?
Tío Vernon gruño, para demostrar que lo escuchaba
-Que comunicativo- dijo Ginny
-Hum… necesito estar mañana en King Cross para… para ir a Hogwarts
Tío Vernon gruño otra vez
-¿Podrías llevarme hasta allí?
Otro gruñido. Harry interpreto que quería decir si.
-Muchas gracias
Estaba a punto de volver a subir la escalera, cuando tío Vernon finalmente habló.
-Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren. ¿Las alfombras mágicas estarán todas pinchadas?
-No, es que la tienda cerro por fiestas-dijo Lily
Harry no contestó
-¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos?
-No lo se- dijo Harry, dándose cuenta de eso por primera vez. Sacó del bolsillo el billete que Hagrid le había dado-. Tengo que coger el tren que del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana- leyó
Sus tíos lo miraron asombrados
-¿Andén qué?
-Nueve y tres cuartos
-No digas estupideces- dijo tío Vernon-. No hay ningún andén nueve y tres cuartos
-Eso dice mi billete
-Equivocados- dijo tío Vernon-. Totalmente locos, todos ellos. Ya lo veras. Tu espera. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos, tenemos que ir a Londres mañana. Si no, no me molestaría.
-No me extraña nada- dijo Remus
-¿Por qué vais a Londres?- pregunto Harry, tratando de mantener el tono amistoso
-Llevamos a Dudley al hospital- gruño tío Vernon-. Para que le quiten esa maldita cola antes de que vaya a Smelting.
-No se con lo bien que le quedaba, resaltaba su trasero- dijo Harry con una sonrisa haciendo que como el mundo ser riera.
A la mañana siguiente, Harry se despertó a las cinco, tan emocionado e ilusionado que no pudo volver a dormir. Se levantó y se puso los tejanos: no quería andar por la estación con su túnica de mago, ya se cambiaría en el tren .
-Si mejor que no hagas como Severus- dijo Lily- todo el mundo se le quedaba mirando
-Pero al año siguiente ya aprendí la lección- aclaró este
Miro otra vez su lista de Hogwarts para estar seguro de que tenía todo lo necesario, se ocupo de meter a Hedwig en su jaula y luego se paseo por la habitación, esperando que los Dursley se levantaran. Dos horas mas tarde, el pesado baúl de Harry estaba cargado en el coche de los Dursley y tía Petunia había hecho que Dudley se sentara con Harry, para poder marchar.
-pobrecito te tiene miedo- dijo Ginny a Harry
-Oye mira lo que hice hace dos meses
-Es verdad
Llegaron a King Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó el baúl de Harry en un carrito y lo llevó por la estación. Harry pensó que era una rara amabilidad, hasta que tío Vernon se detuvo, mirando los andenes con una sonrisa perversa.
-Ya se estropeo la cosa- dijo James
-Bueno, aquí estas, muchacho. Andén nueve, andén diez… Tu andén debería estar en el medio, pero parece que aun no lo han construido, ¿no?
Tenía razón, por supuesto. Había un gran numero nueve, de plástico, sobre un andén, un número diez sobre el otro y, en el medio, nada.
-Que tengas un buen curso- dijo tío Vernon con una sonrisa aun mas torva
Se marcho sin decir una palabra más. Harry se volvió y vio que los Dursley se alejaban. Los tres se reían. Harry sintió al boca seca. ¿Qué haría? Estaba llamando la atención, a causa de Hedwig. Tendría que preguntarle a alguien.
-Nadie va a saber responderte…. Espera Petunia te podría haber dicho donde estaba ya que ella entro tres veces- dijo Lily
-Es verdad no me había dado cuenta hasta ahora- dijo Harry- es que yo al llamo tía pero solo me dio cuenta de que es tu hermana en momento puntuales
Detuvo a un guarda que pasaba, pero no atrevió a mencionar el andén nueve y tres cuartos. El guarda nunca había oído hablar de Hogwarts, y cuando Harry no pudo decirle en qué parte del país quedaba, comenzó a molestarse, como si pensara que Harry se hacía en tonto a propósito.
-No a propósito no lo hace, el pobre nació así- dijo Canuto riendo y llevándose un cojinazo que nadie supo quien lo lanzo
Sin saber que hacer, Harry le pregunto por el tren que salía a las once, pero el guarda le dijo que no había ninguno. Al final, el guarda se alejó, murmurando algo sobre la gente que hacía perder el tiempo. Según el gran reloj que había sobre la tabla de horario de llegada, tenía diez minutos para coger el tren a Hogwarts y no tenía ni idea de que podía hacer.
-Pues mas te vale averiguar pronto la forma de entrar- dijo Canuto- sino te quedaras en tierra como dicen los muggles
-Tranquilo encontré la manera
Estaba en medio de la estación con un baúl que casi no podía transportar, un bolsillo lleno de monedas de mago y una jaula con una lechuza.
Hagrid debió de olvidar decirle algo que tenía que hacer, como dar un golpe al tercer ladrillo de la izquierda para entrar en el callejón Diagon. Se pregunto si debería sacar su varita y comenzar a golpear la taquilla, entre los andenes nueve y diez.
-No lo hiciste ¿no?- pregunto Lily preocupada
-No, pero apunto estuve-admitió Harry bajando la cabeza
En aquel momento, un grupo de gente paso por su lado y captó unas pocas palabras.
-… lleno de muggles, por supuesto…
-Genial una familia de magos-dijo Remus
Harry se volvió para verlos. La que hablaba era una mujer regordeta, que se dirigía a cuatro muchachos, todos con pelo de llameante color rojo. Cada uno empujaba un baúl, como Harry, y llevaban una lechuza.
Con el corazón palpitante, Harry empujo el carrito detrás de ellos. Se detuvieron y los imitó, parándose lo bastante cerca para escuchar lo que decían.
-Y ahora, ¿Cuál es el numero del andén?- dijo la madre
-¡Nueve y tres cuartos!- dijo la voz aguda de una niña, también pelirroja, que iba de la mano de la madre-. Mamá, ¿no puedo ir…?
Ante eso Ginny se puso roja y todos la miraron hasta que Sirius calló
-Esa niña eres tu
-Si- dijo ella con un hilo de voz
-Que tierno ¿y ahí esta ese día tu novio?
-Si
-¿Quién es?
-Mira te lo voy a decir. Mi novio es…. Harry
Sirius se quedo unos segundos callado hasta que finalmente dijo:
-Si claro, si no me lo quieres decir no me lo digas, pero no hace falta que me mientas
-Si no te he mentido
-Pooooor supueeeeesto
-No tienes edad suficiente, Ginny. Ahora estate quieta. Muy bien Percy, tu primero
El que parecía el mayor de los chicos se dirigió a los andenes nueve y diez. Harry observaba, procurando no parpadear para no perderse nada. Pero justo cuando el muchacho llego a la división de los andenes, una larga caravana de turistas pasó frente a el y, cuando se alejaron, el muchacho había desaparecido.
-Fred, eres el siguiente- dijo la mujer regordeta.
-Ya veréis, los gemelos os van encantar son los mejores del mundo
-No soy Fred, soy George- dijo el muchacho-. ¿De veras, mujer, puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que soy George?
-Lo siento, George, cariño
-Estaba bromeando, soy Fred- dijo el muchacho, y se alejó
-Lo veis son los mejores, son los merodeadores del futuro- dijo Sirius con alegría
-Mi hijo ni siquiera es un merodeador- lloriqueo James que estaba al borde una depresión
-Bueno ya es un avance- dijo Lily- acaba de decir que SU HIJO no es un merodeador, le admite
Debió de pasar, porque un segundo mas tarde ya no estaba. Pero ¿Cómo lo había hecho? Su hermano gemelo fue tras el: el tercer hermano iba rápidamente hacia la taquilla (estaba casi allí) y luego, súbitamente, desapareció.
No había nadie mas
-Discúlpeme- dijo Harry a la mujer regordeta
-Al menos eras educado
-Y lo soy
-Hola, querido- dijo-. Primer año en Hogwarts, ¿no? Ron también es nuevo
-Le conociste antes de subir al tren- dijo Sirius
-¿Quién es Ron?- pregunto Canuto
-Su hermano y mi mejor amigo- dijo Harry
Señalo al último y menor de sus hijos varones. Era alto, flacucho y pecoso, con manos y pies grandes y una larga nariz.
-Seguro que a Ron le gustaría la descripción que has dicho de el- dijo Ginny a su novio en su susurro
-Ni se lo menciones- sonrió el
-Si- dijo Harry-. Lo que pasa es que… es que no se como….
-¿Cómo entrar en el andén?- pregunto bondadosamente, y Harry asintió con la cabeza
-No te preocupes- dijo-. Lo único que tienes que hacer es andar recto hacia la barrera que esta entre los dos andenes. No te detengas y no tengas miedo de chocar, eso es muy importante. Lo mejor es ir deprisa, si estas nervioso. Ve ahora, ve antes que Ron.
-Yo Ginny tu madre me cae muy bien. Pero he de confesarte que en aquel momento no confíe nada en lo que me decía
-Jajajajajaajaja
-Hum… De acuerdo- dijo Harry
Empujo su carrito y se dirigió hacia la barrera. Parecía muy sólida.
-La siguiente vez que lo pase si que era solida
Comenzó a andar. La gente que andaba a su alrededor iba al andén nueve o al diez. Fue mas rápido. Iba a chocar contra la taquilla y tendría problemas. Se inclinó sobre el carrito y comenzó a correr (la barrera cada vez se acercaba mas). Ya no podría detenerse (el carrito estaba fuera de control), ya estaba allí… Cerró los ojos, preparado para el choque…
-¡CATAPUM!
-Como que catapum, Remus. Que quieres decir com eso
-Nada Lily era una broma, para ver que cara ponías.
Pero no llegó. Siguió rodando. Abrió los ojos
Una locomotora de vapor, de color escarlata, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: "Expreso de Hogwarts, 11h". Harry miró hacía atrás y vio una arcada de hierro donde debía estar la taquilla, con las palabras "Andén nueve y tres cuartos"
Lo había logrado
-Ahora te subes y de camino a Hogwarts- dijo Canuto con alegria
El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.
-Si eso es la estación, ya sea el día de ir a Hogwarts o el de regreso a casa
Los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes, algunos asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar. Harry empujó su carrito por el andén, buscando una siento vacío. Pasó al lado de un chico de cara redonda que decía:
-Abuelita, he vuelto a perder mi tortuga
-Oh, Neville- oyó que suspiraba la anciana
-Neville, ese no es el hijo de los Longbottom- dijo Lily
-Si es un buen amigo nuestro- dijo Ginny
Un muchacho de pelos tiesos estaba rodeado por un grupo
-Déjanos mirar, Lee, vamos.
El muchacho levantó la tapa de la caja que llevaba en los brazos, y los que lo rodeaban gritaron cuando el interior salió una larga cola peluda.
-¿Qué era eso?
-Nunca llegue a saberlo-dijo Harry sonriendo
Harry se abrió paso hasta que encontró un compartimento vacío, cerca del final del tren. Primero puso a Hedwig y luego comenzó a empujar el baúl hacia la puerta del vagón. Trató de subirlo por los escalones, pero solo lo pudo levantar un poco antes de que se cayera golpeándole un pie
-Jajaja, como a tu padre- dijo Lily
-¿Te fijaste en eso?
-No, me lo contaron
-Ya claro, por supuesto, ya ese día estabas loquita por mi
-Eres un creido
-Pero me quieres
-Mucho- respondió ella dándole un beso
-¿Quieres que te eche una mano?
Era uno de los gemelos pelirrojos, a los que había seguido a través de la barrera de los andenes.
-Si, aunque son muy revoltosos, son amables cuando quieren- dijo Ginny
-Sí, por favor- jadeo Harry
-¡Eh, Fred! ¡Ven a ayudar!
Ante la mención de Fred los ojos de Ginny se llenaron de lagrimas y Harry la abrazo, aunque Sirius estuviera mirando, una cosa era fingir que no estaban saliendo y otra era no apoyarla por la muerte de su hermano
-¿Qué paso?- pregunto Sirius al ver que su ahijado la abrazaba
-Fred- fue lo único que dijo Harry y con solo esa palabra Sirius entendió, el chico había muerto en la segunda guerra contra Voldemort
Con la ayuda de los gemelos el baúl de Harry finalmente quedó en un rincón del compartimento
-Gracias- dijo Harry, quitándose de los ojos el pelo húmedo
-¿Qué es eso?- dijo de pronto uno de los gemelos, señalando la brillante cicatriz de Harry
-Vaya- dijo el otro gemelo-. ¿Eres tu…?
-Es él- dijo el primero-. Eres tu, ¿no?- se dirigió a Harry
-¿Quién?- preguntó Harry
-Harry Potter- respondieron a coro
-Oh, el- dijo Harry-. Quiero decir, si, soy yo
-Jajajajajajaja no sabes ni quien eres- se rio Canuto
Los dos muchachos lo miraron boquiabiertos y Harry sintió que se ruborizaba. Entonces, para su alivio, una voz llegó a través de la puerta abierta del compartimento
-¿Fred? ¿George? ¿Estáis ahí?
-Ya vamos, mama
Con una última mirada a Harry, los gemelos saltaron del vagón
Harry se sentó al lado de la ventanilla. Desde allí, medio oculto, podía observar a la familia de pelirrojos en el andén y oír lo que decían. La madre acababa de sacar un pañuelo
-Ron, tienes algo en la nariz
-Ron siempre tiene algo en la nariz- rio Ginny
-¿Por qué eres así con el?- pregunto Harry divertido- A Sirius no te lo pierdas, Ron tiene novia
-¿Quién es?
-No te lo puedo decir, ya te lo dirá el cuando venga
-Lo haces solo para fastidiarme
El menor de los varones trató de esquivarla, pero la madre lo sujeto y comenzó a frotarle la punta de la nariz
-Mama, déjame- exclamó apartándose
-¿Ah, el pequeñito Ronnie tiene algo en su naricita?- dijo uno de los gemelos
-Cállate- dijo Ron
-¿Dónde esta Percy?- pregunto la madre
-Ahí viene
El mayor de los muchachos se acercaba a ellos.
-¿Al final se arreglaron las cosas con el?- pregunto Sirius
-Si, volvió con nosotros en el momento que mas le necesitábamos, el estaba con Fred en el momento que…..- pero Ginny no pudo terminar de hablar
 Ya se había puesto la ondulante túnica negra de Hogwarts, y Harry noto que tenía una insignia plateada en el pecho, con la letra P.
-Percy el prefecto perfecto- se burlo Canuto
-¿Ese no era yo?- pregunto Lunático
-No tu eras el prefecto, pero perfecto no eras, porque nos habrías metido en nuestro sitio
-A entonces ya me queda claro
-No me puedo quedar mucho, mama- dijo-. Estoy delante, los prefectos tenemos dos compartimentos…
-Wow.. dos compartimentos, se sentirá mayor- dijo Canuto, provocando la risa de los demás aunque Lily intentaba aparentar seriedad.
-Oh, ¿tu eres un prefecto, Percy? - dijo uno de los gemelos, con aire de gran sorpresa-. Tendrías que habérnoslo dicho, no teníamos idea
-Espera, creo que recuerdo que nos dijo algo- dijo el otro gemelo-. Una vez…
-O dos…
-Un minuto…
-Todo el verano…
-Os lo dije son los mejores, además somos sus ídolos- dijo Sirius orgulloso
-Oh, callaos- dijo Percy, el prefecto
-Y, de todos modos, ¿por qué Percy tiene túnica nueva?- dijo uno de los gemelos
-Porque él es un prefecto- dijo afectuosamente la madre-. Muy bien, cariño, que tengas un buen año. Envíame una lechuza cuando llegues allá
-Y en esa lechuza ya te contara ya las travesuras que habrán hecho los gemelos- dijo Ginny con una sonrisa
-¿Pero ya les da tiempo?- pregunto dudosa Lily
-Créeme si te digo que una vez Harry se salto las normas incluso antes de llegar a Hogwarts
-JAMES, es tu hijo se salto las normas antes de llegar a Hogwarts, lo ha dicho Ginny
-Que orgulloso estoy de ti, hijo mío- dijo James levantándose y estrujando a su hijo
Besó a Percy en la mejilla y el muchacho se fue. Luego se volvió hacia los gemelos.
-Ahora, vosotros dos… Este año os tenéis que portar bien. Si recibo una lechuza mas diciéndome que habéis hecho…. Estallar un inodoro o…
-¿Hacer estallar un inodoro? Nosotros nunca hemos hecho nada de eso
-Jajajjajajajaa no se como no se nos ocurrió a nosotros
-Pero es una gran idea, mama. Gracias
-Claro que es una gran idea- dijo James un poco mas contento al saber lo de Harry
-No tiene gracia. Y cuidad de Ron
-No te preocupes, el pequeño Ronnie estará seguro con nosotros
-Si segurísimo, por eso casi se le merienda un perro de tres cabezas
-Cállate- dijo otra vez Ron
Era casi tan alto como los gemelos y su nariz todavía estaba rosada, en donde su madre la había frotado.
-Eh, mama, ¿adivinas a quien acabamos de ver en el tren?
-Me parece que van a hablar ti Harry
-Si
Harry se agacho rápidamente para que no lo descubrieran
-Harry es un cotilla, cotilla- empezaron a cantar los merodeadores
-¿Os acordáis de ese muchacho de pelo negro que estaba cerca de nosotros, en la estación? ¿Sabéis quien es?
-¿Quién?
-Harry Potter
-El gran Harry Potter, no me lo puedo creer- empezó a decir Canuto
Harry oyó la voz de la niña
-Mamá, ¿puedo subir al tren para verlo? ¡Oh, mamá, por favor…!
Ginny se puso aun mas roja, odiaba que Harry volviera recordarla como la niñita que iba todo el día detrás del mejor amigo de su hermano
-Ya lo has visto, Ginny y, además, el pobre chico no es algo para que lo mires como a los animales del zoológico. ¿Es el realmente, Fred? ¿Cómo lo sabes?
-Se lo pregunte. Vi su cicatriz. Está realmente allí… como iluminada
-Pobrecillo… No es raro que este solo. Fue tan amable cuando me preguntó como llegar al andén…
-Eso no importa. ¿Crees que él recuerda cómo era Quien-tu-sabes?
-¿Te acuerdas?- preguntaron todos menos Ginny
-De esa noche no me acordaba en ese momento, ahora si pero ya sabréis como me acorde
Lily se quedo mirando a su hijo, no debía pasar de los dieciocho años y se veía que había sufrido mucho
La madre, súbitamente, se puso muy seria
-Te prohíbo que le preguntes, Fred. No, no te atrevas. Como si necesitara que le recuerden algo así en su primer día de colegio.
-Esta bien, quédate tranquila
Se oyó un silbido
-Daos prisa- dijo la madre, y los tres chicos subieron al tren. Se asomaron por la ventanilla para que los besara y la hermanita menor comenzó a llorar
-Oh, Ginny llora, que tierno- dijo Sirius
-Mira te lo voy a decir con claridad, vete a la mierda
-No llores, Ginny, vamos a enviarte muchas lechuzas
-Y un inodoro de Hogwarts
-Todavía le estoy esperando
-Pues ya no te pueden mandar ninguno
-¡George!
-Era una broma, mama
El tren comenzó a moverse. Harry vio a la madre de los muchachos agitando la mano y a la hermanita, mitad llorando, mitad riendo, corriendo para seguir al tren, hasta que este comenzó a acelerar y entonces se quedo saludando.
-¿Cuántos años te quedaban para entrar en Hogwarts?- la pregunto Lily, esa chica la estaba cayendo bien
-Solo uno, en el siguiente libro ya aparezco- dijo ella recordando el porque aparecía
Harry observo a la madre y la hija hasta que desaparecieron, cuando el tren giro. Las casas pasaban a toda velocidad por la ventanilla. Harry sintió una oleada de excitación. No sabía lo que iba a pasar… pero sería mejor que lo que dejaba atrás
-Eso seguro- dijo James sonriendo a su hijo
La puerta del compartimento se abrió y entró el menor de los pelirrojos
-¿Hay alguien sentado ahí?- pregunto, señalando el asiento opuesto a Harry-. Todos los demás vagones están llenos
Harry negó con la cabeza y el muchacho se sentó. Lanzó una mirada a Harry y luego desvió la vista rápidamente hacia la ventanilla, como si no lo hubiera estado observando. Harry notó que todavía tenia una mancha negra en la nariz.
-Jajajajajajaja hay que contárselo a Ron cuando venga- rió Ginny
-Eh, Ron
Los gemelos habían vuelto
-Mira, nosotros nos vamos a la mitad del tren, porque Lee Jordán tiene una tarántula gigante y vamos a verla
-Pero si lo que antes salió de la caja era una cola peluda y las tarántulas no tienen cola ni peluda ni no peluda- dijo Lunático
-Por eso digo que nunca supe lo que era
-De acuerdo- murmuró Ron
-Harry- dijo el otro gemelo-, ¿te hemos dicho quienes somos? Fred y George Weasley. Y él es Ron, nuestro hermano. Nos veremos después
-Hasta luego- dijeron Harry y Ron
Los gemelos salieron y cerraron la puerta
-¿Eres realmente Harry Potter?- dejo escapar Ron
Harry asintió
-Oh… bien, pensé que podía ser una de las bromas de Fred y George- dijo Ron-. ¿Y realmente te hiciste eso… ya sabes…?
-Y mira que mama dijo que no te preguntaran nada
-No pasa nada, no me importo que me lo preguntara
Señaló la frente de Harry
Harry se levantó el flequillo para enseñarle la luminosa cicatriz. Ron la miró con atención
-¿Así que eso es lo que Quien-tu-sabes…?
-Si- dijo Harry-, pero no puedo recordarlo
-Oh.. pobre Ron que se quedara sin saber como era Voldemort- dijo Ginny
-¿Ya dices su nombre?
-Si Harry nos obligo a Hermione, Ron, Luna, Neville, y a mi
-¿Nada?- dijo Ron en tono anhelante
-Bueno… recuerdo una luz verde muy intensa, pero nada mas
-Eso seria probablemente de la maldición
-Vaya- dijo Ron
Contempló a Harry durante unos instantes y luego, como si se diera cuenta de lo que estaba haciendo, con rapidez volvió a mirar por la ventanilla
-¿Sois una familia de magos?- preguntó Harry, ya que encontraba a Ron tan interesante como Ron lo encontraba a el.
-Pues anda que para encontrar interesante a mi hermano
-De la manera de aprender cosas, mal pensada
-Ya claro
-Oh, si eso creo- respondió Ron-. Me parece que mama tiene un primo segundo que es contable, pero nunca hablamos de él.
-Entonces ya debes saber mucho sobre magia
Era evidente que los Weasley eran una de esas antiguas familias de magos de las que había hablado el pálido muchacho del callejón Diagon
-Pero no somos como Malfoy en nada
-Eso ya lo se
-Vaya si que hablas con el, no calláis, casi es mejor cuando no te atrevías a dirigirle la palabra- se quejo Sirius
-Pues yo prefiero que me hable
-Oí que te habías ido a vivir con muggles- dijo Ron ¿Cómo son?
-Horribles… Bueno, no todos ellos. Mi tía, mi tío y mi primo sí lo son. Me hubiera gustado tener tres hermanos magos.
-Cinco- corrigió Ron. Por alguna razón parecía deprimido-. Soy el sexto en nuestra familia que va asistir a Hogwarts.
-Nosotros tenemos que tener tantos hijo Lily- dijo James
-A ve si a alguno le gusta jugar al quidditch- rió Sirius
Podrías decir que tengo el listón muy alto. Bill y Charlie ya han terminado. Bill era delegado de clase y Charlie era capitán de quidditch. Ahora Percy es prefecto. Fred y George son muy revoltosos, pero a pesar de eso sacan muy buenas notas y todos los consideran muy divertidos. Todos esperan que me vaya tan bien como a los otros, pero si lo hago tan poco será gran cosa, porque ellos ya lo hicieron primero. Además nunca tienes nada nuevo, con cinco hermanos. Me dieron la túnica vieja de Bill, la varita vieja de Charles y la vieja rata de Percy.
-Puta vieja rata de Percy- dijo Sirius sin querer en voz alta y todos los del pasado se le quedaron viendo
Ron buscó en su chaqueta y saco una gorda rata gris, que estaba dormida.
-Se llama Scabbers y no sirve para nada, casi nunca se despierta. A Percy, papa le regalo una lechuza, porque lo hicieron prefecto, pero no podían comp… Quiero decir, por eso me dieron a Scabbers.
Las orejas de Ron enrojecieron. Parecía pensar que había hablado demasiado, porque otra vez miro por la ventanilla
Harry creía que hubiera nada malo en no poder comprar una lechuza. Después de todo, el nunca había tenido dinero en toda su vida, hasta un mes atrás, así que le contó a Ron que había tenido que llevar la ropa vieja de Dudley y que nunca le hacían regalos por su cumpleaños. Eso pareció animar a Ron.
-Mal de muchos consuelo de tontos- dijo Ginny
-Te encanta meterte con tu hermano
-… y hasta que Hagrid me lo contó, yo no tenía ni idea de que era un mago, ni sabía nada de mis padres o Voldemort…
Ron bufó
-¿Qué?- dijo Harry
-Has pronunciado el nombre de Quien-tu-sabes- dijo Ron, tan conmocionado como impresionado-. Yo creí que tu, entre todas las personas…
-La verdad es que nunca me dio miedo decirlo-dijo el sonriendo
-Creido
Sirius se les quedo mirando, se estaba empezando a creer lo que le había dicho Ginny de que su novio era Harry, pero era imposible a Harry le gustaba otra. No eso no podía ser
-No estoy tratando de hacerme el valiente, ni nada por el estilo, al decir el nombre- dijo Harry-. Es que no sabía que no debía decirlo. ¿Ves lo que te decía? Tengo muchísimas cosas que aprender… Seguro- añadió, diciendo por primera vez en voz alta que últimamente lo preocupaba mucho-, seguro que seré el peor de la clase
-No será así. Hay mucha gente que viene de familias muggles y aprende muy deprisa
-Como Lily -dijo Remus
-Lily es que se volcaba en aprender-dijo James
Mientras conversaban, el tren había pasado por campos llenos de vacas y ovejas. Se quedaron mirando un rato, en silencio, el paisaje.
A eso de las doce y media se produjo un alboroto en el pasillo, y una mujer de cara sonriente, con hoyuelos, se asomó y les dijo:
-¿Queréis algo del carrito guapos?
-Mi parte preferida de el viaje en tren- sonrió Canuto
-La tuya y la de casi todos
Harry, que no había desayunado, se levantó de  un salto, pero las orejas de Ron se pusieron otra vez coloradas y murmuro que había llevado bocadillos. Harry salió al pasillo
Cuando vivía con los Dursley nunca había tenido dinero para comprarse golosinas y, puesto que tenía los bolsillos repletos de monedas de oro, plata y bronce, estaba listo para comprarse todas las barras de chocolate que pudiera llevar. Pero la mujer no tenía Mars. En cambio, tenía Grageas Bertie Bott de Todos los sabores, chicle, ranas de chocolate, empanada de calabaza, pasteles de caldero, varitas de regaliz y otra cantidad de cosas extrañas que Harry no había visto en su vida. Como no deseaba perderse nada, compró un poco de todo y pago ala mujer once sickles de plata y siete knuts de bronce.
-No escatimaste en gastos- le reprocho su madre
-Es que hacia años que no comía dulces- se intento excusar
Ron lo miraba asombrado, mientras Harry depositaba sus compras sobre un asiento vacío
-tenias hambre, ¿verdad?
-Muchísima- Dijo Harry, dando un mordisco a una empanada de calabaza
-¿Y no se te ocurrió ofrecerle nada?
-Espera mama- dijo Harry sin darse cuenta de cómo la había llamado
Ron había sacado un arrugado paquete, con cuatro bocadillos. Separó uno y dijo:
-Mi madre siempre se olvida de que no me gusta la carne en conserva.
-Te la cambio por uno de estos- dijo Harry, alcanzándole un pastel-. Sírvete…
-Eso esta mejor
-No te va a gustar, esta seca- dijo Ron-. Ella no tiene mucho tiempo- añadió rápidamente-… Ya sabes, con nosotros cinco.
-Vamos, sírvete un pastel- dijo Harry, que nunca había tenido nada que compartir o, en realidad, nadie con quien compartir nada. Era una sensación agradable, estar sentado allí con Ron, comiendo pasteles y dulces (los bocadillos habían quedado olvidados).
-¿Qué son estos?- pregunto Harry a Ron, cogiendo un envase de ranas de chocolate-. No son ranas de verdad, ¿no?- comenzaba a sentir que nada podía sorprenderlo.
-No- dijo Ron-. Pero mira que cromo tiene. A mi me falta Agripa
-Y todavía le falta- sonrió Ginny
-Si sobre todo porque tu cada dos por tres se los quitas y se los escondes, como una niña chica
-Vete a la mierda Potter
-¿Qué?
Oh, por supuesto, no debes saber… Las ranas de chocolate llevan cromos, ya sabes, para coleccionar, de brujas y magos famosos. Yo tengo como quinientos, pero no consigo ni a Agripa ni a Ptolomeo.
Harry desenvolvió su rana de chocolate y saco el cromo. En él estaba impreso el rostro de un hombre. Llevaba gafas de media luna, tenía una nariz larga y encorvada, cabello plateado suelto, barba y bigotes. Debajo de la foto estaba el nombre: Albus Dumbledore
-¡Así que este es Dumbledore!- dijo Harry
-No conocer a Dumbledore, pero mira que es delito- dijo Sirius
-Cierra el pico, Black
-Ok, vale yo me calló, pero no hace falta que me insultes
-¡No me digas que nunca habías odio hablar de Dumbledore!- dijo Ron-. ¿Puedo servirme una rana? Podría encontrar a Agripa… gracias…
Harry dio la vuelta a la tarjeta y leyó:
Albus Dumbledore, actualmente director de Hogwarts. Considerado por casi todo el mundo como el más grande mago del tiempo presente, Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón, y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel. El profesor Dumbledore es aficionado a la música de cámara y a los bolos.
Harry dio la vuelta otra vez al cromo y vio, para su asombro, que el rostro de Dumbledore había desaparecido.
-¡Ya no esta!
-Pues  claro que no esta
-En el mundo muggle se quedan ahí todo el tiempo- explico Lily
-Que raro ¿no se cansan?
-No se nunca me ha dado por preguntarles
-Jajajaa, que graciosa
-Bueno, no iba a estar ahí todo el día- dijo Ron-. Ya volverá. Vaya, me ha salido otra vez Morgana y ya la tengo seis veces repetida… ¿No la quieres? Puedes empezar a coleccionarlos.
Los ojos de Ron se perdieron en las ranas de chocolate, que esperaban que las desenvolvieran
-Sírvete- dijo Harry-. Pero oye, en el mundo de los muggles la gente se queda en las fotos.
-¿Eso hacen? Cómo, ¿no se mueven?- Ron estaba atónito-. ¡Qué raro!
-A mi me da que esta conversación ya la he oído hace poco- dijo James
Harry miro asombrado, mientras Dumbledore regresaba al cromo y le dedicaba una sonrisita. Ron estaba mas interesado en comer las ranas de chocolate que en buscar magos y brujas famosos, pero Harry no podía apartar la vista de ellos. Muy pronto tuvo no solo a Dumbledore y Morgana, sino también a Ramón Llull, al rey Salomón, Circe, Paracelso y Merlín. Hasta que finalmente apartó la vista de la druida Cliodna, que se rascaba la nariz, para cubrir una bolsa de grageas de todos los sabores
-Como las odio- dijo Lily
-Tienes que tener cuidado con esas- lo previno Ron-. Cuando dice "todos los sabores", es eso lo que quiere decir. Ya sabes, tienes todos los comunes, como chocolate, menta y naranja, pero también puedes encontrar espinacas, hígado y callos. George dice que una vez encontró una con sabor a duende
-Y después de once años Ron les sigue creyendo me parece que es un poco inocente- dijo Remus
Ron eligió una verde, la observó con cuidado y mordió un pedacito
-Puaj… ¿ves? Coles
Pasaron un buen rato comiendo las grageas de todos los sabores. Harry encontró tostadas, coco, judías cocidas, fresa, curry, hierbas, café, sardinas y fue lo bastante valiente para morder la punta de una gris, que Ron no quiso tocar y resultó ser pimienta
En aquel momento, el paisaje que se veía por la ventanilla se hacía mas agreste. Habían desaparecido los cambios cultivados y aparecían bosques, ríos serpenteantes y colinas de color verde oscuro.
Se oyó un golpe fuera del compartimento, y entró el muchacho de cara redonda que Harry había visto al pasar por el andén nueve y tres cuartos. Parecía muy afligido.
-Perdón- dijo-.¿Por casualidad no habréis visto una tortuga?
-Pobre chico, a llevado una tortuga, a firmado su paso a villa pringados
Cuando los dos negaron con la cabeza, gimió
-¡La he perdido! ¡Se me escapa todo el tiempo!
-Ya aparecerá- dijo Harry
-Sí- dijo el muchacho apesadumbrado-. Bueno, si la veis….
Se fue.
-No se porque esta tan triste-comento Ron-. Si yo hubiera traído una tortuga la habría perdido lo mas rápidamente posible. Aunque en realidad he traído a Scabbers, así que no puedo hablar.
-Scabbers de mierda- dijeron los del futuro
La rata seguía durmiendo en las rodillas de Ron.
-Podría estar muerta y no notarías la diferencia- dijo Ron con disgusto-. Ayer traté de volverla amarilla para hacerla mas interesante, pero el hechizo no funciono. Te lo voy a enseñar mira…
Revolvió en su baúl y saco una varita muy gastada. En algunas partes estaba astillada y, en la punta, brillaba algo blanco
-Los pelos de unicornio casi se salen. De todos modos…
-A mi me compraron la varita nueva, creo que Ron fue el único que la uso de segunda mano… y ya ves lo que le duro
Acababa de coger la varita cuando la puerta del compartimento se abrió otra vez. Había regresado el chico de la tortuga, pero llevaba a una niña con él. La muchacha ya llevaba la túnica de Hogwarts.
-Hermione- dijeron Harry y Ginny
-¿Alguien ha visto una tortuga? Neville perdió una- dijo. Tenía voz de mandona, mucho pelo color castaño y los dientes de delante bastante largos.
-No tiene los dientes tan largos- dijo Sirius
-Se los arreglo un día con magia- le explico Harry
-Ya le hemos dicho que no- dijo Ron, pero la niña no lo escuchaba. Estaba mirando la varita que tenía en la mano
—Oh, ¿estás haciendo magia? Entonces vamos a verlo.
Se sentó. Ron pareció desconcertado.
—Eh... de acuerdo. —Se aclaró la garganta—. «Rayo de sol, margaritas, volved amarilla a esta tonta ratita.»
Las risas no se hicieron esperar, estaba claro que aquel había sido un hechizo mas falso que un Voldemort bueno
Agitó la varita, pero no sucedió nada. Scabbers siguió durmiendo, tan gris como siempre.
—¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? —preguntó la niña—. Bueno, no es muy efectivo, ¿no? Yo probé unos pocos sencillos, sólo para practicar, y funcionaron. Nadie en mi familia es mago, fue toda una sorpresa cuando recibí mi carta, pero también estaba muy contenta, por supuesto, ya que ésta es la mejor escuela de magia, por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria, desde luego, espero que eso sea suficiente... Yo soy Hermione Granger. ¿Y vosotros quiénes sois?
-Joder, eso es lo que yo llamo una maquina de hablar, madre mia- dijo Canuto
-Si pero luego cambia
Dijo todo aquello muy rápidamente.
Harry miró a Ron y se calmó al ver en su rostro aturdido que él tampoco se había aprendido todos los libros de memoria.
—Yo soy Ron Weasley —murmuró Ron.
—Harry Potter —dijo Harry.
—¿Eres tú realmente? —dijo Hermione—. Lo sé todo sobre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la magia moderna, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos mágicos del siglo xx.
-Sales en un montón de libros para solo tener once años
-Pues vete a saber en cuantos salgo ahora- dijo
-Que quieres decir
-Nada nada
—¿Estoy yo? —dijo Harry, sintiéndose mareado.
—Dios mío, no lo sabes. Yo en tu lugar habría buscado todo lo que pudiera —dijo Hermione—. ¿Sabéis a qué casa vais a ir? Estuve preguntando por ahí y espero estar en Gryffindor, parece la mejor de todas. Oí que Dumbledore estuvo allí, pero supongo que Ravenclaw no será tan mala... De todos modos, es mejor que sigamos buscando el sapo de Neville. Y vosotros dos deberíais cambiaros ya, vamos a llegar pronto.
-No se calla - rio Sirius
-No te metas con mi amiga- dijo Harry
-¿Es amiga tuya?
-Si, es mi mejor amiga
Y se marchó, llevándose al chico sin sapo.
-Y eso que era una tortuga- dijo Remus
-Es verdad- dijo Lily
Volvió a leer la ultima pagina entera hasta que les dijo que debía de ser algún error de la escritora ya que ellos lo habían leído todo bien
—Cualquiera que sea la casa que me toque, espero que ella no esté —dijo Ron. Arrojó su varita al baúl—. Qué hechizo más estúpido, me lo dijo George. Seguro que era falso.
-Pues va a tener mala suerte
—¿En qué casa están tus hermanos? —preguntó Harry.
—Gryffindor —dijo Ron. Otra vez parecía deprimido—. Mamá y papá también estuvieron allí. No sé qué van a decir si yo no estoy. No creo que Ravenclaw sea tan mala, pero imagina si me ponen en Slytherin.
-Yo me habría ido- dijo James
-Y te crees que yo no
—¿Esa es la casa en la que Vol... quiero decir Quien-tú-sabes... estaba?
—Ajá —dijo Ron. Se echó hacia atrás en el asiento, con aspecto abrumado.
—¿Sabes? Me parece que las puntas de los bigotes de Scabbers están un poco más claras —dijo Harry, tratando de apartar la mente de Ron del tema de las casas—. Y, a propósito, ¿qué hacen ahora tus hermanos mayores?
Harry se preguntaba qué hacía un mago, una vez que terminaba el colegio.
—Charlie está en Rumania, estudiando dragones, y Bill está en África, ocupándose de asuntos para Gringotts —explicó Ron—. ¿Te enteraste de lo que pasó en Gringotts? Salió en El Profeta, pero no creo que las casas de los muggles lo reciban: trataron de robar en una cámara de alta seguridad.
-¿Cómo que han entrado en Gringotts?
-Si, pero mas tarde supimos que era Voldemort
-¡Pero no estaba muerto?
-Si, pero… bueno ya lo veréis en los libros
Harry se sorprendió.
—¿De verdad? ¿Y qué les ha sucedido?
—Nada, por eso son noticias tan importantes. No los han atrapado. Mi padre dice que tiene que haber un poderoso mago tenebroso para entrar en Gringotts, pero lo que es raro es que parece que no se llevaron nada. Por supuesto, todos se asustan cuando sucede algo así, ante la posibilidad de que Quien-tú-sabes esté detrás de ello.
Harry repasó las noticias en su cabeza. Había comenzado a sentir una punzada de miedo cada vez que mencionaban a Quien-tú-sabes. Suponía que aquello era una parte de entrar en el mundo mágico, pero era mucho más agradable poder decir «Voldemort» sin preocuparse.
-Menos mal que solo tuve que estar unos meses así hasta que me di cuenta, mas bien Dumbledore me dijo que pronunciara su nombre
—¿Cuál es tu equipo de quidditch? —preguntó Ron.
James volvió a poner expresión mustia a su querido hijo mayor no le gustaba en quidditch
—Eh... no conozco ninguno —confesó Harry.
—¿Cómo? —Ron pareció atónito—. Oh, ya verás, es el mejor juego del mundo... —Y se dedicó a explicarle todo sobre las cuatro pelotas y las posiciones de los siete jugadores, describiendo famosas jugadas que había visto con sus hermanos y la escoba que le gustaría comprar si tuviera el dinero. Le estaba explicando los mejores puntos del juego, cuando otra vez se abrió la puerta del compartimiento, pero esta vez no era Neville, el chico sin sapo, ni Hermione Granger.
-Uff- dijo Harry acordandose
Entraron tres muchachos, y Harry reconoció de inmediato al del medio: era el chico pálido de la tienda de túnicas de Madame Malkin. Miraba a Harry con mucho más interés que el que había demostrado en el callejón Diagon.
—¿Es verdad? —preguntó—. Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?
—Sí —respondió Harry. Observó a los otros muchachos. Ambos eran corpulentos y parecían muy vulgares. Situados a ambos lados del chico pálido, parecían guardaespaldas.
-No me apetece comentar sobre eso, tengo demasiado sueño- dijo Sirius mientras bostezaba
-Tienes razón- dijo Lily- terminamos de leer este capitulo y nos vamos a descansar, tenemos que hacer algunas camas para las personas del futuro
—Oh, éste es Crabbe y éste Goyle —dijo el muchacho pálido con despreocupación, al darse cuenta de que Harry los miraba—. Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.
Ron dejó escapar una débil tos, que podía estar ocultando una risita. Draco (dragón) Malfoy lo miró.
-Que simple- dijo Sirius
—Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos que los que pueden mantener.
-Que asco le tengo
Se volvió hacia Harry.
—Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso.
-Lo supe hacer yo solo sin necesidad de ayudarle
Extendió la mano, para estrechar la de Harry; pero Harry no la aceptó.
—Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias —dijo con frialdad.
-Muy bien hecho- dijo James con ojos dormidos
Los ánimos en la sala iban bajando y se tonaba que ya empezaban a estar todos cansados
Draco Malfoy no se ruborizó, pero un tono rosado apareció en sus pálidas mejillas.
—Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter —dijo con calma—. A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley y ese Hagrid y terminarás como ellos.
-SERA… SE VA A ENTERAR EL RUBITO ESE- dijo Canuto de repente despierto
Harry y Ron se levantaron al mismo tiempo. El rostro de Ron estaba tan rojo como su pelo.
—Repite eso —dijo.
—Oh, vais a pelear con nosotros, ¿eh? —se burló Malfoy.
—Si no os vais ahora mismo... —dijo Harry, con más valor que el que sentía, porque Crabbe y Goyle eran mucho más fuertes que él y Ron.
—Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿no es cierto, muchachos? Nos hemos comido todo lo que llevábamos y vosotros parece que todavía tenéis algo.
Goyle se inclinó para coger una rana de chocolate del lado de Ron. El pelirrojo saltó hacia él, pero antes de que pudiera tocar a Goyle, el muchacho dejó escapar un aullido terrible.
Scabbers, la rata, colgaba del dedo de Goyle, con los agudos dientes clavados profundamente en sus nudillos. Crabbe y Malfoy retrocedieron mientras Goyle agitaba la mano para desprenderse de la rata, gritando de dolor, hasta que, finalmente, Scabbers salió volando, chocó contra la ventanilla y los tres muchachos desaparecieron. Tal vez pensaron que había más ratas entre las golosinas, o quizás oyeron los pasos porque, un segundo más tarde, Hermione Granger volvió a entrar.
-Otra vez, pero que pesad es- dijo Canuto en un suspiro- no se como puede ser tu amiga
—¿Qué ha pasado? —preguntó, mirando las golosinas tiradas por el suelo y a Ron que cogía a Scabbers por la cola.
—Creo que se ha desmayado —dijo Ron a Harry. Miró más de cerca a la rata—. No, no puedo creerlo, ya se ha vuelto a dormir.
-JAJAJAJAJAJAJA- rió Sirius- Scabbers parece una gran rata
-Si claro por supuesto- dijo Harry con sarcasmo
Y era así.
—¿Conocías ya a Malfoy?
Harry le explicó el encuentro en el callejón Diagon.
—Oí hablar sobre su familia —dijo Ron en tono lúgubre—. Son algunos de los primeros que volvieron a nuestro lado después de que Quien-tú-sabes desapareció. Dijeron que los habían hechizado. Mi padre no se lo cree. Dice que el padre de Malfoy no necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro. —Se volvió hacia Hermione—. ¿Podemos ayudarte en algo?
-Solo iba a avisarnos de que estábamos llegando- dijo Harry mientras jugueteaba con su yo pequeño y Ginny los miraba
—Mejor que os apresuréis y os cambiéis de ropa. Acabo de ir a la locomotora, le pregunté al conductor y me dijo que ya casi estamos llegando. No os estaríais peleando, ¿verdad? ¡Os vals a meter en líos antes de que lleguemos!
Scabbers se estuvo peleando, no nosotros —dijo Ron, mirándola con rostro severo—. ¿Te importaría salir para que nos cambiemos?
—Muy bien... Vine aquí porque fuera están haciendo chiquilladas y corriendo por los pasillos —dijo Hermione en tono despectivo—. A propósito, ¿te has dado cuenta de que tienes sucia la nariz?
-AJAJAJAJAJAJAJA, pobre Ron- dijo Lunático
Ron le lanzó una mirada de furia mientras ella salía. Harry miró por la ventanilla. Estaba oscureciendo. Podía ver montañas y bosques, bajo un cielo de un profundo color púrpura. El tren parecía aminorar la marcha.
Él y Ron se quitaron las camisas y se pusieron las largas túnicas negras. La de Ron era un poco corta para él, y se le podían ver los pantalones de gimnasia.
Una voz retumbó en el tren.
—Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, se lo llevarán por separado al colegio.
-O en el pero si vas en coche tienes que dejarlo tu en la entrada- dijo Harry acordándose de su segundo año
El estómago de Harry se retorcía de nervios y Ron, podía verlo, estaba pálido debajo de sus pecas. Llenaron sus bolsillos con lo que quedaba de las golosinas y se reunieron con el resto del grupo que llenaba los pasillos.
El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. Harry se estremeció bajo el frío aire de la noche. Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos, y Harry oyó una voz conocida:
—¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry?
La gran cara peluda de Hagrid rebosaba alegría sobre el mar de cabezas.
—Venid, seguidme... ¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme!
Resbalando y a tientas, siguieron a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero. Estaba tan oscuro que Harry pensó que debía de haber árboles muy tupidos a ambos lados. Nadie hablaba mucho. Neville, el chico que había perdido su sapo, lloriqueaba de vez en cuando.
—En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid por encima del hombro—, justo al doblar esta curva.
-Es gradioso, la verdad es que ya se podría ir todos los años en bote-dijo James
-Para que Sirius se cayera todas las veces- recordó Lunático
-Fue sin querer
-Si claro- dijeron todos los que habían estado allí ese día
Se produjo un fuerte ¡ooooooh!
El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.
—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry y Ron subieron a uno, seguidos por Neville y Hermione.
—¿Todos habéis subido? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo—. ¡Venga! ¡ADELANTE!
Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.
—¡Bajad las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.
—¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? —dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y la gente que bajaba de ellos.
-Por fin encontró su sapo- dijo Lily
-Si pero ya lo volverá a perder ya veras
¡Trevor! —gritó Neville, muy contento, extendiendo las manos. Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.
Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble.
—¿Estáis todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?
Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.
-Pues aquí se termino el capitulo
-Menos mal, tengo ganas de ir a la cama, no puedo mas- se quejo Canuto
-Si y Harry ya se quedo dormido- dijo Lily señalando al bebe que estaba sentado encima de su padre
-Ginny y yo podemos compartir habitación si quieres para que así todos tengamos- dijo Harry
-¿No quieres compartir habitación conmigo Harry?
-No Sirius, que roncas
-Eso es mentira yo no ronco
-Ya pero querrás estar con tu yo del pasado y recordar todas las cosas que habeís hecho
-Vale, venga


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