sábado, 1 de octubre de 2011

El callejon Diagon. Capitulo VI.

-Ahora aprovechando que no hay nadie aquí del pasado supongo que a mi me contarías quien es tu novio- dijo Sirius a Ginny
-No se lo voy a decir a nadie. Si es un dato relevante ya aparecerá en algún libro- fue su única respuesta
-¡Jo! Pero si soy tu amigo, no se lo voy a contar a nadie
-Yo como ya se quien es- se regodeó Snape para molestar a Sirius
-A QUE QUEJICUS LO SABE Y A MI NO ME LO QUIERES DECIR
-El lo sabe porque lo supo todo el colegio cuando empezamos a salir
-¿Pero eso quiere decir que ya no te gusta Harry?- insistió Sirius
-James salía con otras chicas aunque le gustaba Lily- respondió
-Así que sales con otro para así darle celos
-Mas o menos
-Pero…
-Déjalo Sirius, no te va a decir con quien sale- dijo James entrando en la sala otra vez
-Tiene razón- dijo Lily también entrando en la sala con Harry en brazos y seguida de Canuto y Lunático- Mejor que sigamos leyendo. Tengo ganas de saber cual será la reacción de Harry al ver el callejón Diagon
Ginny cogió el libro y se preparo para empezar a leer
El callejón Diagon
-Que ilusión- dijo James como si fuera un niño pequeño
Harry se despertó temprano aquella mañana. Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.
-Me acuerdo que eso solía hacerlo Cornamenta cada vez que soñaba que Lily le besaba o le decía que si a alguna cita
Ante eso James le dirigió una mirada de muerte a Lunático y se puso rojo
<Ha sido un sueño- se dijo con firmeza-. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirme que voy a ir a un colegio de magos. Cuando abra los ojos estaré en mi alacena.>
-Para nada. Es todo completamente real- sonrió Lily
Se produjo un súbito golpeteo.
-¿Qué será?- pregunto Canuto
-Tía Petunia- dijo Ginny
-¿En serio?
-Completamente- respondió ella totalmente seria para que no se diera cuenta de que era una broma
<Y esa es tía Petunia llamando a la puerta>, pensó Harry con el corazón abrumado. Pero todavía no abrió los ojos. Había sido un sueño tan bonito…
-Lo ves- dijo Ginny
-Pero eso es imposible. Harry esta con Hagrid y los Dursley están aterrados en la otra habitación- dijo Lily
Toc. Toc. Toc.
-Esta bien- rezongó Harry-. Ya me levanto
Se incorporó y se le cayó el pesado abrigo negro de Hagrid. La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hagrid estaba dormido en el sofá y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico.
-PERO QUE MENTIROSA ERES- grito Canuto
-Tu sabes el susto que me habías dado- dijo James
-Pues la verdad me parece mentira que dos merodeadores hayan caído en una broma tan tonta y simple- respondió ella haciendo que Lily soltara una carcajada
Harry se puso de pie, tan feliz como si un gran globo se expandiera en su interior. Fue directamente a la ventana y la abrió. La lechuza bajo en picado y dejó el periódico sobre Hagrid, que no se despertó. Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Hagrid
-No hagas eso
-Quiere el dinero- dijo Lunático
Harry trato de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continúo atacando el abrigo.
-Que tenga cuidado no le haya a morder- dijo Lily preocupada
-Tranquila, están bien adiestradas, nunca muerden a nadie ya que eso le puede hacer perder clientes al periódico- la calmo James
-¡Hagrid!- dijo Harry en voz alta-. Aquí hay una lechuza….
-Págale- gruño Hagrid desde el sofá
-¿Qué?
-Quiere que le pagues por traer el periódico. Busca en los bolsillos.
El abrigo de Hagrid parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves, proyectiles de metal, saquitos de té… Finalmente Harry sacó un puñado de monedas de aspecto extraño.
-Como de aspecto extraño, pero si son normales- se asombro Canuto
-Para un muggle no- dijo Lily- me acuerdo la primera vez que vi el dinero mágico
-No. El dinero que es raro es el de los muggles
-Depende del punto de vista
-Dale cinco knuts- dijo soñoliento Hagrid
-Cinco. Abajado- dijo Lunático
-Bueno, como que un knut me va a sacar de pobre cada vez que compre el periódico esos años
Sirius y Ginny se miraron, menos mal que iban a cambiar el tiempo para que Canuto pudiera salir de pobre a base de knuts
-¿Knuts?
-Esas pequeñas de bronce
Harry contó las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que Harry pudiera meter las monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada. Y salió volando por la ventana abierta.
Hagrid bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó.
-Es mejor que nos demos prisa, Harry. Tenemos muchas cosas que hacer hoy. Debemos ir a Londres a comprar todas las cosas del colegio.
Harry estaba dando la vuelta a las monedas mágicas y observándolas. Acababa de pensar en algo que le hizo sentir que el globo de felicidad en su interior acababa de pincharse
-Mm… ¿Hagrid?
-¿Si?- dijo Hagrid, que se estaba calzando sus colosales botas
-Yo no tengo dinero y ya oíste a tío Vernon anoche, no va a pagar para que vaya a aprender magia.
-Eso podría ser un problema- dijo Lunático
-No creo- dijo James- supongo que habría dinero en Gringotts, y bastante ya que esta lo que tenemos Lily y yo y lo que me dejaron mis padres.
-No te preocupes por eso- dijo Hagrid, poniéndose de pie y golpeándose la cabeza-. ¿No creerás que tus padres no te dejaron nada?
-¿Ves?- dijo James a nadie en particular
-Pero si su casa fue destruida…
-¡Ellos no guardaban el oro en la casa, muchacho! No, la primera parada para nosotros es Gringotts. El banco de los magos. Come una salchicha, frías no están mal, y no me negaré a un pedacito de tu pastel de cumpleaños.
-Es verdad Harry tiene todavía su primer pastel de cumpleaños-dijo Canuto
-El segundo- le corrigió Lily y al ver que Canuto no entendía le explico- El primero a sido el que le prepare yo hace unos meses cuando cumplió un año
-¡Los magos tiene bancos?
-Solo uno. Gringotts. Lo dirigen los gnomos
Harry dejó caer el pedazo de salchicha que le quedaba.
-¿Gnomos?
-Nunca me han gustado, siempre que entras te miran raro- dijo Ginny
-A que si. Es como si el oro que hay allí fuera todo suyo y se lo fuéramos a quitar- dijo Lily
-Ajá… Así uno tendría que estar loco para intentar robarles puedo decírtelo. Nunca te metas con los Gnomos, Harry. Gringotts es el lugar mas seguro del mundo para lo que quieras guardar, excepto tal vez Hogwarts.
-Con Voldemort ninguno de los dos sitios son seguros- dijo Snape
Los del pasado se le quedaron mirando, pero el hizo un gesto con la cabeza de que no iba a decir nada mas
 Por otra parte, tenía que visitar Gringotts de todos modos. Por Dumbledore. Asuntos de Hogwarts.-Hagrid se irguió con orgullo-. En general, me utiliza para asuntos importantes. Buscarte a ti… sacar cosas de Gringotts… él sabe que puede confiar en mi. ¿Lo tienes todo? Pues vamos
Harry siguió a Hagrid fuera de la cabaña. El cielo estaba ya claro y el mar brillaba a la luz del sol. El bote que tío Vernon había alquilado todavía estaba allí, con el fondo lleno de agua después de la tormenta
-¿Cómo llegaste aquí?- pregunto Harry, mirando alrededor, buscando otro bote
-Volando- dijo Hagrid
-¿Volando?
-Si volando con mi moto, seguro- dijo Sirius
-Si… pero vamos a regresar en esto. No debo utilizar la magia, ahora que ya te encontré.
-Pero la vas a utilizar- dijo Sirius sabiendo como era el semigigante
Subieron al bote. Harry todavía miraba a Hagrid, tratando de imaginárselo volando.
Todos intentaron también imaginárselo y la sala entera estalló en carcajadas. Cada uno se lo imaginaba de una forma distinta pero al mayoría era en una escoba.
-Sin embargo, me parece una lastima tener que remar- dijo Hagrid, dirigiendo a Harry una mirada de soslayo-. Si yo… apresuro las cosas un poquito, ¿te importaría no mencionarlo en Hogwarts?
-Como va a mencionarlo- dijo Ginny que conocía perfectamente a su novio- si esta deseando ver mas magia
-Por supuesto que no- respondió Harry, deseoso de ver mas magia.
-Lo que yo decía
Hagrid sacó otra vez el paraguas rosado, dio dos golpes en el borde del bote y salieron a toda velocidad hacia la orilla.
-Vamos como si fuera una lancha motor- dijo Lily
-Que es una eso- dijo James
-Una barca pero que va muy rápido- explico Lunático que ya había montado una vez
-¿Por qué tendría que estar uno loco para intentar robar en Gringotts?- pregunto Harry
-Hechizos, maldiciones, dragones……
-Hechizos… encantamientos- dijo Hagrid, desdoblando su periódico mientras hablaba-… Dicen que hay dragones custodiando las cámaras de máxima seguridad. Y además, hay que saber encontrar el camino. Gringotts está a cientos de kilómetros por debajo de Londres, ¿sabes? Muy por debajo del metro. Te morirías de hambre tratando de salir, aunque hubieras podido robar algo.
-Hombre si robas un panecillo
-Ni con eso Sirius
Harry permaneció sentado pensando en aquello, mientras Hagrid leía su periódico, El profeta. Harry había aprendido de su tío Vernon que a las personas les gustaba que las dejaran tranquilas cuando hacían eso,
-Pues a mi no me molesta- dijo James- Básicamente porque ya me acostumbre a que Sirius no me deje tranquilo
-Oye…. Pero si nunca te quejas
-Pero porque ya me acostumbre
 pero era muy difícil, porque nunca había tenido tantas preguntas que hacer en su vida.
-El ministerio de magia está confundiendo las cosas, como de costumbre- murmuro Hagrid, dando la vuelta a la hoja.
-¿Hay un Ministerio de Magia?- pregunto Harry, sin poder contenerse
-Yo también me quede asombrada cuando me entere- sonrió Lily
-Por supuesto- respondió Hagrid-. Querían que Dumbledore fuera el ministro, claro, pero el nunca dejara Hogwarts, así que el viejo Cornelius Fudge consiguió el trabajo.
-¿Cornelius Fudge? ¿Ese imbécil?- pregunto James
-Si. El mismo- le dijo Sirius- pero no le empieces a odiar todavía. Espera hasta quinto curso, o hasta el final del cuarto
-¿Por qué lo dices?
-Tu espera y veras
 Nunca ha existido nadie tan chapucero. Así que envía lechuzas a Dumbledore cada mañana, pidiendo consejos.
-Pues eso es como si Dumbledore fuera el ministro pero se quedara en el colegio
-Podía a ver hecho eso. Quedarse en el colegio y controlar el ministerio de magia desde allí
-Vamos como hizo Voldemort con el hombrecito ese- dijo Snape
-Si- admitió Ginny
-Pero ¿Qué hace un ministerio de magia?
-Bueno, su trabajo principal es impedir que los muggles sepan que todavía hay brujas y magos por todo el país.
-Pues Harry se ha saltado todas las normas respecto a esa regla- dijo Ginny sonriendo y pensando en su novio
-¿Por qué?
-¿Por qué? Vaya, Harry, todos querrían soluciones mágicas para sus problemas. No, mejor que nos dejen tranquilos
En aquel momento, el bote dio un leve golpe contra la pared del muelle. Hagrid dobló su periódico y subieron los escalones de piedra hacia la calle. Los transeúntes miraban mucho a Hagrid, mientras recorrían el pueblecito camino de la estación, y Harry no se lo podían reprochar: Hagrid no sólo era el doble de alto que cualquiera, sino que señalaba cosas totalmente corrientes, como los parquímetros, diciendo en voz alta:
-¿Ves eso Harry? Las cosas que esos muggles inventan, ¿verdad?
-Hagrid- dijo Harry, jadeando un poco mientras correteaba para seguirlo-, ¿no dijiste que había dragones en Gringotts?
-Bueno, eso dicen- respondió Hagrid-. Me gustaría tener un dragón
Todos los del futuro se miraron sabiendo que Hagrid iba a cumplir su sueño muy pronto
-¿Te gustaría tener uno?
-Quiero tener uno desde que era niño… Ya estamos.
Habían llegado a la estación. Salía un tren para Londres cinco minutos más tarde. Hagrid, que no entendía el "dinero muggle", como lo llamaba, dio las monedas a Harry para que comprara los billetes.
La gente los miraba más que nunca en el tren. Hagrid ocupo dos asientos y comenzó a tejer lo que parecía una carpa de circo color amarillo canario.
-Pero cuanto tiempo lleva tejiendo eso- dijo James
-Es verdad cuando nosotros estábamos en primero ya lo había empezado y al parecer todavía no lo ha terminado
-¿Todavía tienes la carta, Harry?- preguntó, mientras contaba los puntos.
Harry, sacó del bolsillo el sobre de pergamino
-Bien- dijo Hagrid-. Hay una lista con todo lo que necesitas.
Harry desdobló otra hoja, que no había visto la noche anterior, y leyó:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERIA
UNIFORME
Los alumnos de primer año necesitarán:
-Tres túnicas sencillas de trabajo (negras).
-Un sombrero puntiagudo (negro) para uso diario.
-Un par de guantes protectores (piel de dragón o semejante)
-Una capa de invierno (negra, con broches plateados)
(Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas con su nombre)
-Lo mismo que nos mandaron coger a nosotros- dijo Canuto
-Si, yo odiaba tener que llevar la ropa marcada con el nombre, ni que fuésemos críos pequeños y perdiéramos todo- se quejo James
-Tu si cariño- dijo Lily dándole un beso
-Pues Harry nunca llevo el nombre en la ropa y nunca la perdió
-Entonces ya sabemos a quien salió Harry en lo que respecta la responsabilidad- dijo Lunático sonriendo
LIBROS
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:
-El libro reglamentario de hechizos (clase I), Miranda Goshawk.
-Una historia de la magia, Bathilda Bagshot.
-Teoría mágica, Adalbert Waffling
-Guía de transformación para principiantes, Emeric Switch.
-Mil hierbas mágicas y hongos, Phyllida Spore
-Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger
-Animales fantásticos y donde encontrarlos, Newt Scamander
-Las fuerzas oscuras. Una guía para la auto protección, Quentin Trimble
-Mira si no hubiésemos…… eso Harry podría a ver utilizado tus libros Lily- dijo James
-¿Los tuyos no?
-Los mios ya sabes como estaban
RESTO DEL EQUIPO
1 varita
1 caldero (peltre, medida 2)
1 juego de redomas de vidrio o cristal
1 telescopio
1 balanza de latón
Los alumnos también pueden traer una lechuza, un gato o una tortuga.
SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LSO DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.
-Esa regla siempre me ha parecido una mierda- dijeron James Canuto Sirius y Ginny
-¿Te gusta el quidditch?- la pregunto James
-Si, juego de cazadora y a veces de buscadora
-Pero yo creo que lo que mas la gusta del quidditch es el capitán que ha tenido en sexto curso- dijo Snape con malicia lo que provoco que Ginny enrojeciera tanto como su pelo
-¿Podemos comprar todo eso en Londres?- se pregunto Harry en voz alta
-Si, si sabes donde ir.- respondió Hagrid

Harry no había estado antes en Londres. Aunque Hagrid parecía saber adónde iban, era evidente que no estaba acostumbrado hacerlo de la forma ordinaria. Se quedo atascado en el torniquete de entrada al metro y se quejó en voz alta porque los asientos eran muy pequeños y los trenes muy lentos.
-Hombre es que comparados con el de Hogwarts- dijo Lily
-No sé como los muggles se las arreglan sin magia- comento, mientras subían por una escalera mecánica estropeada que los condujo a una calle llena de tiendas.
Hagrid era tan corpulento que separaba fácilmente a la muchedumbre. Lo único que Harry tenía que hacer era mantenerse detrás de él.
Ante eso todos sonrieron
 Pasaron ante librerías y tiendas de música, ante hamburgueserías y cines, pero en ningún lado parecía que vendieran varitas mágicas. Era una calle normal, llena de gente normal. ¿De verdad habría cantidades enormes de oro de magos enterradas debajo de ellos? ¿Había allí realmente tiendas que vendían libros de hechizos y escobas? ¿No sería una broma pesada preparada por los Dursley?
-Na, esos tres carecen de sentido del humor- dijo Canuto- no son tan inteligentes. Eso seria una broma mas tipo merodeador
-No, no tanto no. Nosotros no somos tan crueles- dijo Lunático
 Si Harry no hubiera sabido que los Dursley carecían de sentido del humor, podría haberlo pensado. Sin embargo, aunque todo lo que le había dicho Hagrid era increíble, Harry no podía dejar de confiar en el.
-Es aquí- dijo Hagrid deteniéndose-. El caldero chorreante. Es un lugar famoso
-Y tanto, aunque a simple vista no lo parezca- dijo  Lily- me acuerdo que siempre quedábamos allí antes de ir a la estación para poder estar todas juntas
Era un bar diminuto y de aspecto mugriento. Si Hagrid no lo hubiera señalado, Harry no lo habría visto. La gente, que pasaba apresurada, ni lo miraba. Sus ojos iban de la gran librería, a un lado, a la tienda de música, al otro, como si no pudieran ver el caldero chorreante.
-Es que no lo pueden ver
 En realidad, Harry tuvo la extraña sensación de que sólo él y Hagrid lo veían. Antes de que pudiera decirlo, Hagrid lo hizo entrar.
Para ser un lugar famoso, estaba muy oscuro y destartalado. Unas ancianas estaban sentadas en un rincón, tomando copitas de jerez. Una de ellas fumaba una larga pipa. Un hombre pequeño que llevaba un sombrero de copa hablaba con el viejo cantinero, que era completamente calvo y parecía una nuez blanda. El suave murmullo de las charlas se detuvo cuando ellas entraron. Todos parecían conocer a Hagrid. Lo saludaban con la mano y le sonreían, y el cantinero busco un vaso diciendo:
-¿Lo de siempre, Hagrid?
-No creo que estando al cargo de un niño pequeño se vaya a poner a beber- dijo Lily medio enfadada
-No puedo, Tom, estoy aquí por asuntos de Hogwarts- respondió Hagrid, poniendo la mano en el hombro de Harry y obligándole a doblar las rodillas.
-Menos mal
-Buen Dios- dijo el cantinero, mirando atentamente a Harry-. ¿Es este… puede ser….?
El caldero chorreante había quedado súbitamente  inmóvil y en silencio
En la sala todos se quedaron igual. La gente admiraba a Harry por algo que a el le hacia mal.
-Válgame dios- susurró el cantinero-. Harry Potter… todo un honor
Salió rápidamente del mostrador, corrió hacia Harry y le estrecho la mano, con los ojos llenos de lagrimas.
-Bienvenido, Harry, bienvenido.
-Al menso todos esos desconocidos le tratan mejor que los Dursley a pesar de solo conocer e el lo que han oído hablar- dijo Canuto con un hilo de voz
Harry no sabía que decir. Todos lo miraban. La anciana de la pipa seguía chupando, sin darse cuenta de que se le había apagado. Hagrid estaba radiante.
Entonces se produjo un gran movimiento de sillas y, al minuto siguiente, Harry se encontró estrechando la mano de todos los del caldero chorreante.
-Doris Crockford, Harry. No puedo creer que por fin te haya conocido
-Estoy orgullosa, Harry, muy orgullosa.
-Orgullosa de haberle conocido u orgullosa de el- dijo Sirius
-Siempre quise estrechar tu mano… estoy muy complacido.
-Encantado, Harry, no puedo decirte cuanto. Mi nombre es Diggle, Dedalus Diggle
-Ese fue el de las estrellas fugaces ¿no?
-Si estuvo todo el día lloviendo estrellas fugaces- dijo Sirius, que a pesar de que estaba detenido también las vio
-¡Yo lo he visto antes!- dijo Harry, mientras Dedalus Diggle dejaba caer su sombrero a causa de la emoción-. Usted me saludo una vez en una tienda.
-¡Me recuerda!- grito Dedalus Diggle, mirando a todos-. ¿Habeis oído eso? ¡Se acuerda de mi!
-¡Y de mi! ¡De mi también!- grito Sirius con emoción haciendo que toda la sala riera
Harry estrecho manos una y otra vez. Doris Crockford volvió a repetir el saludo.
Un joven pálido se adelantó, muy nervioso. Tenía un tic en el ojo.
Snape supo a la primera a quien correspondía esa descripción y torció le gesto
-¡Profesor Quirrell!- dijo Hagrid-. Harry, el profesor Quirrell te dará clases en Hogwarts
-P-P-Potter- tartamudeo el profesor Quirrell, apretando la mano de Harry-. N-no pue-e-do decirte l-lo contento que-e estoy de co-conocerte
-Si claro encantado tu.. o el otro
-¿Qué clase de magia enseña usted, profesor Quirrell?
-Arte oscuras
-Pero como van a enseñar Artes oscuras en Hogwarts
-Este si
-D- defensa contra las artes o-oscuras- murmuro el profesor Quirrell, como si no quisiera pensar en ello-. N-no es al-algo que t-tu n-necesites, ¿verdad, P-P-Potter?- Soltó una risa nerviosa-. Estas reuniendo el e-equipo, s-supongo. Yo tengo que b-buscar otro l-libro de va-vampiros. -Pareció aterrorizado ante la simple mención.
De repente una mano se poso en el hombro de Ginny y esta dejo de leer al principio todos se extrañaron de que parara tan repentinamente, hasta que ella dijo:
-Hola Harry
-Hola… a todos
Lily nada mas verle no pudo mas que levantarse del sillón donde estaba sentada y correr a abrazarle
Harry al principio no supo como reaccionar, le habían avisado de que allí estarían sus padres, pero aun así le pillo por sorpresa pero luego le devolvió el abrazo a su madre
Cuando hubo saludado a todos y se disculpo con Sirius por haber sido tan estúpido en creer la visión de Voldemort
-¿Qué capitulo estabais leyendo?- pregunto cuando se sentó al lado de Ginny
-En el que ibas al callejón Diagon
-Pues sigue leyendo desde donde estabas, ya me las arreglare para saber el punto exacto
Pero los demás no permitieron que el profesor Quirrell acaparara a Harry. Éste tardo mas de diez minutos en despedirse de ellos. Al fin, Hagrid se hizo oir.
-Cuando estábamos en el bar y todo el mundo me saludaba y yo no entendía todavía no muy bien el porque
-Tenemos que irnos. Hay mucho que comprar. Vamos, Harry
Doris Crockford estrechó la mano de Harry una última vez y Hagrid se lo llevó a través del bar hasta un pequeño patio cerrado, donde no había mas que un cubo de basura y hierbajos.
Hagrid miro sonriente a Harry.
-Te lo dije, ¿verdad? Te dije que eras famoso. Hasta el profesor Quirrell temblaba al conocerte, aunque te dire que habitualmente tiembla.
-P-P-Pobre Prof-f-esor  Q-Quirrell- dijo Harry
-No esta bien burlarse de una enfermedad como esa- le riño Lily
-Vale, no me volveré a meter con el hasta que Sirius le insulte
-¿Por qué tendría yo que insultarle?
-Ya veras
-¿Esta siempre tan nervioso? -Oh, si. Pobre hombre. Una mente brillante. Estaba bien mientras estudiaba esos libros de vampiros, pero entonces cogió un año de vacaciones, para tener experiencias directas… Dicen que encontró vampiros en la selva negra y que tuvo un desagradable problema con una hechicera… Y desde entonces no es el mismo. Se asusta de los alumnos, tiene miedo de su propia asignatura… Ahora ¿adónde vamos, paraguas?
-Yo sigo diciendo que ese paraguas no es normal- dijo Canuto
-No lo es- le dijo Harry
¿Vampiros? ¿Hechiceras? La cabeza de Harry era un torbellino. Hagrid, mientras tanto, contaba ladrillos en la pared. Un paso a tras, Harry.
Dio tres golpes a la pared. Con la punta de su paraguas. El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez mas ancho. Un segundo mas tarde estaban contemplando un pasaje abovedado lo bastante grande hasta para Hagrid, un paso que llevaba a una calle con adoquines, que serpenteaba hasta quedar fuera de la vista.
-Es que es enorme, te cansas de solo pensar que tienes que ir de compras- se quejo
-Así que tu novia te lleva de compras… y quien es- dijo Sirius
Harry miro de reojo a Ginny y como ella negó con la cabeza dijo:
-No te lo voy a decir
-¿Al final conseguiste algo con la chica esta?
-¿CHo?- pregunto Harry- si
-Asi que es ella tu novia
-Y dale que no te lo voy a decir
-Lo terminare sabiendo
-Seguro
-Bienvenido- dijo Hagrid- al callejón Diagon
Sonrió ante el asombro de Harry. Entraron en el pasaje. Harry miró rápidamente por encima de su hombro y vio que la pared volvía a cerrarse.
El sol brillaba iluminando numerosos calderos, en la puerta de la tienda mas cercana. "Calderos- Todos los tamaños- Latón, cobre, peltre, palta- Automáticos- plegables", decía un rotulo que colgaba sobre ellos.
-Me dijo alguien que querías comprar uno de oro
-Si pero al final me lo pensé mejor
-Ya claro
-Si, vas a necesitar uno- dijo Hagrid- pero mejor que vayamos primero a conseguir el dinero
Harry deseó tener ocho ojos más. Movía la cabeza en todas direcciones mientras iban calle arriba, tratando de mirar todo al mismo tiempo; las tiendas, las cosas que estaban fuera y la gente haciendo compras.
-Os lo dije, que para alguien que no esta acostumbrado desde pequeño a ir es algo grandioso- dijo Lily
-A mi me encanto, pero ahora es mil veces mejor desde que esta la nueva tienda de bromas- sonrió Harry
-¿Hay una nueva tienda de bromas?
-Si, a los merodeadores os habría encantado
 Una mujer regordeta negaba con la cabeza en la puerta de una droguería cuando ellos pasaron, diciendo: "Hígado de dragón a diecisiete sickles la onza, están locos…"
Un suave ulular llegaba de una tienda oscura que tenía un rótulo que decía: "El emporio de las lechuzas. Color pardo, castaño, gris y blanco".
Harry sonrió con tristeza al acordarse de que ese día fue cuando Hagrid le regalo a Hedwig, no había vuelto a tener lechuza propia desde que perdió aquella
Varios chicos de la edad de Harry pegaban la nariz contra un escaparate lleno de escobas. "Mirad- oyó Harry que decía uno-, la nueva Nimbus 2.000, la mas veloz."
-Te la tienes que comprar, te  la tienes que comprar- empezó a decir James
-Nunca me he comprado una escoba
-POR QUE
-No se me ha dado la ocasión
-Así que no estas en el equipo- dijo desilusionado
 Algunas tiendas vendían ropa; otras, telescopios y extraños instrumentos de palta que Harry nunca había visto. Escaparates repletos de bazos de murciélagos y ojos de anguilas, tambaleantes montones de libros de encantamientos, plumas y rollos de pergamino, frascos con pociones, globos con mapas de la luna…
-Gringotts- dijo Hagrid
Habían llegado a un edificio, blanco como la nieve, que se alzaba sobre las pequeñas tiendas. Delante de las puertas de bronce pulido, con un uniforme carmesí y dorado había…
-Ese edificio impone y mucho, es espectacular- dijo Harry
-Mas que Hogwarts
-No mas que Hogwarts no- admitió
-Sí, eso es un gnomo- dijo Hagrid en voz baja, mientras subían por los escalones de piedra blanca
El gnomo era una cabeza más bajo que Harry. Tenía un rostro moreno e inteligente, una barba puntiaguda y, Harry pudo notarlo, dedos y pies muy largos. Cuando entraron los saludó. Entonces encontraron otras puertas dobles, esta vez de palta, con unas palabras grabadas encima de ellas.
-A mi siempre me ha gustado esa inscripción- dijo Ginny
Entra, desconocido, pero ten cuidado.
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho mas,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro.
-Pues debes de ser la única, eso es una clara amenaza de muerte- dijo Harry que aun recordaba cuando salió de allí a lomos de un dragón
-Claro pero si vas a coger lo que no es tuyo- dijo ella que también sabía la historia
-Como te dije, hay que estar loco para intentar robar aquí- dijo  Hagrid
-Yo conozco a un loco
-¿Conoces a alguien que haya intentado robar en Gringotts?- le pregunto Canuto a Ginny sorprendido
-Que haya intentado robar y que haya salido vivo de allí y con lo que intento coger, y como secuelas nada mas que una historia que contar- dijo ella con una sonrisa y orgullosa de su novio
-¿Y quien fue?- pregunto James
-Yo- dijo Harry con simpleza
-¿Tu?- preguntaron todos los que no conocían la historia
-Si, entre en la cámara de Bellatrix
-Encima en una cámara de alta seguridad, eso si que es una gran proeza- le felicito Sirius
-No es una gran proeza, es una enorme locura espero que nunca mas se te ocurra hacer algo parecido- le dijo Lily enfadada
-Lo prometo
Aunque Harry la prometió que no volvería a hacer esta feliz ya que había recibido por primera vez una bronca de su madre
Dos gnomos los hicieron pasar por las puertas plateadas y se encontraron en un amplio vestíbulo de mármol. Un centenar de gnomos estaban sentados en altos taburetes, detrás e un largo mostrador, escribiendo en grandes libros de cuentas, pesando monedas en balanzas de cobre y examinando piedras preciosas con lentes. Las puertas de salida del vestíbulo eran demasiadas para contarlas, y otros gnomos guiaban a la gente para entrar y salir. Hagrid y Harry se acercaron al mostrador
-Buenos días- dijo Hagrid a un gnomo desocupado-. Hemos venido a sacar algún dinero de la caja de seguridad del señor Harry Potter
-¿Tiene su llave, señor?
-La tengo por aquí- dijo Hagrid
Y comenzó a vaciar sus bolsillos sobre el mostrador, desparramando un puñado de galletas de perro sobre el libro de cuentas del gnomo.
-Pero que desastre es este hombre- dijo Lily- ni Sirius haría eso
-Hombre Lily Sirius precisamente si. Las llevara en los bolsillos para picar entre horas- dijo Lunático haciendo reír a todos menos a los dos mencionados
-Son malvados- dijo Sirius
-Peores que Voldemort- le apoyo Canuto
Éste frunció la nariz. Harry observó al gnomo que tenía a la derecha, que pesaba unos rubíes tan grandes como carbones brillantes
-Aquí esta- dijo finalmente Hagrid, enseñando una pequeña llave dorada
El gnomo la examino de cerca
-Parece estar todo en orden
-Y también tengo una carta del profesor Dumbledore- dijo Hagrid, dándose importancia-. Es sobre lo-que-usted-sabe, en la cámara setecientos trece
El gnomo leyó la carta cuidadosamente
-Muy bien- dijo, devolviéndosela a Hagrid-. Voy a hacer que alguien los acompañe abajo, a las dos cámaras. ¡Griphook!
Harry torció el gesto, la verdad es que después de los que les hizo Harry odiaba a ese duende con todas sus fuerzas, como les vendió para que le volvieran a dejar trabajar en Gringotts
Griphook era otro gnomo. Cuando Hagrid guardó todas las galletas de perro en sus bolsillos, él y Harry siguieron a Griphook hacia una de las puertas de salida del vestíbulo.
-¿Qué es lo-que-usted-sabe en la cámara setecientos trece?- pregunto Harry
-No te lo puedo decir- dijo misteriosamente Hagrid-. Es algo muy secreto. Un asunto de Hogwarts. Dumbledore me lo confió.
Griphook les abrió la puerta. Harry, que había esperado mas mármoles, se sorprendió. Estaban en un estrecho pasillo de piedra, iluminado con antorchas. Se inclinaba hacia abajo y había unos raíles en el suelo. Griphook silbo y un pequeño carro llego rápidamente por los raíles. Subieron (Hagrid con cierta dificultad) y se pusieron en marcha
-Ug como odio esos carros-dijo Sirius- me mareo cada vez que subo
-Mientras no vomites como hizo James una vez- recordó Lunático
-Ya bueno es que fuera nuevo tomar una palmera gigante de chocolate antes de subir a uno de esos carros- dijo Canuto
-Jo.. que no me acorde de que íbamos a subir a uno de esos estúpidos carros
-Ya claro, pero luego tuviste que volver a casa y por eso llegaste tarde a tu primera cita con Lily- se rio Lunático
Al principio fueron rápidamente a través de un laberinto de retorcidos pasillos. Harry trató de recordar, izquierda, derecha, derecha, izquierda, una bifurcación, derecha, izquierda,
-Eso lo intentamos todos el primer día que vamos- dijo Snape- yo también lo hice
-Si, creo que todos tenemos la cosa de que algún dia conseguiremos llegar a nuestra cámara sin necesidad e un carro- rio Lily
pero era imposible. El veloz carro parecía conocer su camino, porque Griphook no lo dirigía.
A Harry le escocían los ojos de las ráfagas de aire frio, pero los mantuvo muy bien abiertos. En una ocasión, le pareció ver un estallido de fuego al final del pasillo
-Sería el dragón seguramente ¿no Harry?- dijo Ginny
-Por supuesto
 y se dio la vuelta para ver si era un dragón, pero era demasiado tarde. Iban cada vez mas abajo, pasando por un lago subterráneo en el que había gruesas estalactitas y estalagmitas saliendo del techo y del suelo.
-Nunca lo he sabido- grito Harry a Hagrid, para hacerse oír sobre el estruendo del carro-. ¿Cuál es la diferencia entre una estalactita y una estalagmita?
-Las estalagmitas tienen una eme- dijo Hagrid-. Y no me hagas preguntas ahora, creo que voy a marearme.
Su cara se había puesto verde y, cuando el carro por fin se detuvo, ante la pequeña puerta de la pared del pasillo, Hagrid se bajo y tuvo que apoyar contra la pared, para que dejaran de temblarle las rodillas.
Griphook abrió la cerradura de la puerta. Una oleada de humo verde los envolvió. Cuando se aclaró, Harry estaba jadeando. Dentro había montículos de monedas de oro. Montones de monedas de plata. Montañas de pequeños knuts de bronce.
-No me acordaba de que tuviéramos tanto- dijo James- a lo mejor resulta que en los dos meses que quedan para que venga Voldemort me ascienden
-Todo tuyo- dijo Hagrid sonriendo
Todo de Harry, era increíble. Los Dursley no debían saberlo, o se habrían apoderado de todo en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cuántas veces se habían quejado de lo que les costaba mantener a Harry? Y durante todo aquel tiempo, una pequeña fortuna enterrada debajo de Londres le pertenecía.
-Si, pero te pertenece a ti Harry, ni se te ocurra darle nada a los Dursley- le dijo Lunático
-Tranquilo, ni saben que existe ese banco ni que tengo dinero
-Así me gusta
Hagrid ayudo a Harry a poner una cantidad en una bolsa.
-Las de oro son galeones- explicó-. Diecisiete sickles de plata hacen un galeón y veintinueve knuts equivalen a un sickle, es muy fácil. Bueno, esto será suficiente para un curso o dos, dejaremos el resto guardado para ti.- Se volvió hacia Griphook-. Ahora, por favor, la cámara setecientos trece. ¿Y podemos ir un poco mas despacio?
-Una sola velocidad- contestó Griphook
Fueron mas abajo y a mayor velocidad.
-Pero no había dicho que había una sola velocidad
-Si, pero siempre dicen lo mismo, aunque todo el mundo sabe que es mentira
El aire se volvió cada vez mas frio, mientras doblaban por estrechos recodos. Llegaron entre sacudidas al otro lado de una hondonada subterránea, y Harry se inclino hacia un lado para ver que había en el fondo oscuro, pero Hagrid gruño y lo enderezo, cogiéndolo del cuello.
-Creo que ha sido la única vez en su vida que me ha hecho algo parecido a un gesto de riña- rio Harry
La cámara setecientos trece no tenía cerradura
-Entonces como van a poder sacar nada de ahí- dijo Canuto
-Espera cinco segundos y ya veras-le dijo Harry
-Un paso atrás- dijo Griphook, dándose importancia.
Tocó la puerta con uno de sus largos dedos y esta desapareció-. Si alguien que no sea un gnomo de Gringotts lo intenta, será succionado por la puerta y quedara atrapado- añadió
-¿Cada cuanto tiempo comprueban que no se haya quedado nadie dentro?- quiso saber Harry
-Mas o menos cada diez años- dijo Griphook, con una sonrisa maligna.
Eso hizo que todo el mundo se riera imaginándose a alguien ahí dentro esperando tanto tiempo, a pesar de que no tenía gracia
Algo realmente extraordinario tenia que haber en aquella cámara de máxima seguridad, Harry estaba seguro, y se inclino anhelante, esperando ver por lo menos joyas fabulosas, pero al primera impresión era que estaba vacía. Entonces vio el sucio paquetito, envuelto en papel marrón, que estaba en el suelo.
-Ahí que ver que importante era eso que guardaba la cámara- dijo Canuto
-Pues si era importante, pero ya ira apareciendo en el libro- dijo Harry, aunque en su momento había pensado lo mismo que Sirius
Hagrid lo cogió y lo guardo en las profundidades de su abrigo. A Harry le hubiera gustado conocer su contenido, pero sabía que era mejor no preguntar.
-Vamos, regresemos en ese carro infernal y no me hables durante el camino; será mejor que mantengas la boca cerrada- dijo Hagrid

Después de la veloz trayectoria, salieron parpadeando a la luz del sol, fuera de Gringotts. Harry no sabía a donde ir primero con su bolsa llena de dinero. No necesitaba saber cuantos galeones había en una libra, para darse cuenta de que tenía mas dinero que nunca, mas dinero incluso que el que Dudley tendría jamás.
-Seguramente
-Tendrías que comprarte el uniforme- dijo Hagrid, señalando hacia "Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones"-. Oye, Harry, ¿te importa que me de una vuelta por el caldero chorreante? Detesto los carros de Gringotts.
Todavía parecía mareado, así que Harry entró solo en la tienda de Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.
-Esa mujer siempre viste igual- dijo Sirius- yo creo que no se lo quita ni para dormir
-Y si se lo quita seguro que su camisón el malva- dijo James
-Por supuesto
-¿Hogwarts, guapo?- dijo, cuando Harry empezó a hablar-. Tengo muchos aquí… En realidad, otro muchacho se está probando ahora.
-Malfoy
En el fondo de la tienda, un niño de rostro pálido y puntiagudo estaba de pie sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Madame Malkin puso a Harry en un escabel al lado del otro, le deslizó por la cabeza una larga túnica y comenzó a marcarle el largo apropiado.
-Hola- dijo el muchacho-. ¿También Hogwarts?
-Bueno con el saludo parece majo
-Majo no, educado, pero simplemente eso
-Sí- respondió Harry
-Mi padre esta en la tienda de al lado, comprando mis libros y mi madre ha ido a la calle de arriba para mirar las varitas- dijo el chico. Tenía voz de aburrido y arrastraba las palabras-. Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera. No se por qué los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.
-Pero que niño mas……
-Mas superficial e insoportable- ayudo Harry a su madre
-Si eso
Harry recordaba a Dudley
-¿Tu tienes escoba propia?- continuo el muchacho
-No- dijo Harry
-¿Juegas al menos al quidditch?
-No- dijo de nuevo Harry, preguntándose que diablos sería el quidditch
Mientras James negaba con la cabeza ya que su hijo no sabia lo que era el quidditch y como el mismo había confesado nunca se había comprado una escoba, Harry sabiendo lo que pensaba su padre dijo:
-Y nunca me presente a las pruebas para entrar en el equipo
Ante eso James gimió, estaba destrozado, a su hijo no le gustaba a quidditch y nunca había jugado
-Venga James no te vengas abajo- le dijo Canuto- se supone que vamos a leer estos libros para cambiar el futuro y que las cosas no sean como se supone que van a ser
-Si tienes razón, mi hijo va a ser el mejor jugando a quidditch- dijo recuperándose un poco, pero no del todo
-Yo si. Papa dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. ¿Ya sabes en que casa vas a estar?
-En Gryffindor, por supuesto- dijeron todos los merodeadores y Lily asentía
-Estuviste en Gryffindor ¿no?- pregunto James
-Si, eso si
-Uf, menos mal, que alivio, ya pensé que ibas a ser un hijo de estos…. Un hijo como Sirius
-Ehh
-No os ofendáis me refiero a que nunca hacías lo que tu padre esperaba de ti
-A no me ofendo entonces, es mas estoy orgulloso de eso- dijo Canuto
-Lo sabemos- dijeron todos los demás
-No- dijo Harry, sintiéndose cada vez mas tonto
-Bueno, nadie lo sabrá realmente hasta que lleguemos allí, pero yo se que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue de allí. ¿Te imaginas estar en Hufflepuff? Yo creo que me iría, ¿no te parece?
-pues no, yo tengo muchas amigas que fueron a esa casa- dijo Lily
-Ya lo sabemos Lily, pero es un Malfoy- dijo Lunático
-Mmm- contestó Harry, desenado poder decir algo más interesante
-¡Oye, mira a ese hombre! - dijo súbitamente el chico, señalando hacia la vidriera de delante. Hagrid estaba allí, sonriendo a Harry y señalando dos grandes helados, para que viera por qué no entraba.
-Ese es Hagrid- dijo Harry, contento de saber algo que el otro no sabía-. Trabaja en Hogwarts
-Oh- dijo el muchacho-, he oído hablar de el. Es una especie de serpiente, ¿no?
-Es el guardabosques- dijo Harry
Cada vez le gustaba menos aquel chico
-Si no me extraña- dijo Sirius
-Si, claro. He oído decir que es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha. Trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.
-Eso es completamente… verdad
-James- dijeron todos
-No me diréis que nunca ha bebido y que no ha salido de vez en cuando con alguna quemadura
Ante eso todos se tuvieron que callar, la verdad era que en eso tenia razón
-Yo creo que es estupendo- dijo Harry con frialdad
-Claro que es estupendo, a pesar de esas pequeñas cosas
-¿Eso crees?- pregunto el chico en tono burlón-. ¿Por qué esta aquí contigo? ¿Dónde están tus padres?
-muertos por culpa de los tuyos- dijo James con odio
-Están muertos- respondió en pocas palabras
-No tenía ganas de hablar de ese tema con el
-Oh, lo siento- dijo el otro, aunque no pareció que le importara-. Pero eran de nuestra clase ¿no?
-Como si eso fuera importante- dijo Lunático enfadado por la actitud e ese niño
-Eran un mago y una bruja, si es eso a lo que te refieres
-Realmente creo que no deberían dejar entrar a los otros, ¿no te parece? No son como nosotros, no los educaron para conocer nuestras costumbres. Algunos nunca habían oído hablar de Hogwarts hasta que recibieron la carta, ya te imaginaras. Yo creo que debería quedar todo en las familias de antiguos magos. Y, a propósito, ¿Cuál es tu apellido?
Pero antes de que Harry pudiera contestar, Madame Malkin dijo:
-Ya esta listo lo tuyo, guapo
Y Harry, sin lamentar tener que dejar de hablar con el chico, bajo del escabel
-Bien, te veré en Hogwarts, supongo- dijo el muchacho.
-Por supuesto seréis grandes enemigos -dijo Snape
-Como tu y mi padre
-Parecido
Harry estaba muy silencioso, mientras comía el helado que Hagrid le había comprado (chocolate y frambuesa con trozos de nueces)
-Agg, yo le tengo alergia a las nueces- se quejo James que siempre había querido probar ese helado
-Pobre Cornamenta- se burlo Canuto
-¿Qué sucede?- pregunto Hagrid
-Nada- mintió Harry
-¿Sabes que para ser el hijo de un merodeador mientes muy mal- le dijo Sirius
-Si ya me lo habías dicho en un par de ocasiones
-Otra cosa mas a mi lista de desgracias sobre Harry- dijo James con pesar
Se detuvieron a comprar pergamino y plumas. Harry se animó un poco cuando encontró un frasco de tinta que cambiaba de color al escribir. Cuando salieron de la tienda, pregunto:
-Hagrid, ¿Qué es el quidditch?
-AAAAAAA- grito James con dolor
-Pero mira que eres exagerado- le dijo su esposa
-Vaya, Harry, sigo olvidando lo poco que sabes… ¡No saber que es el quidditch!
-No me hagas sentir peor- dijo Harry
Le conto a Hagrid lo del chico pálido de la tienda de Madame Malkin
-… y dijo que la gente de familia de muggles no deberían poder ir…
-Tú no eres de una familia muggle. Si hubiera sabido quien eres… Él ha crecido conociendo tu nombre, si sus padres son magos. Ya lo has visto en el caldero chorreante. De todos modos, que sabe el, algunos de los mejores que he conocido eran lo únicos con magia en una larga línea de muggles. ¡Mira tu madre! ¡Y mira la hermana que tuvo!
-Entonces ¿Qué es el quidditch?
-Espero que no sigan hablando mas de ello por que James esta al borde del llanto- dijo Lunático mirando a su amigo que había enterrado la cara entre mas manos
-Es nuestro deporte. Deporte de magos. Es… como el fútbol en el mundo muggle, todos lo siguen. Se juega en el aire, con escobas, y hay cuatro pelotas… Es difícil explicarte las reglas.
-¿Y que son Slytherin y Hufflepuff?
-Casas del colegio. Hay cuatro. Todos dicen que en Hufflepuff son todos inútiles, pero…
-Seguro que yo estaré en Hufflepuff- dijo Harry desanimado
-Es mejor Hufflepuff que Slytherin- dijo Hagrid con tono lúgubre-. Las brujas y los magos que se volvieron malos habían estado todos en Slytherin. Quien-tu-sabes fue uno.
-¿Vol… perdón… Quien-tu-sabes estuvo en Hogwarts?
-Hace mucho años- respondió Hagrid
Compraron los libros de Harry en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus paginas. Hasta Dudley, que nunca leía nada, habría deseado tener alguno de aquellos libros. Hagrid casi tuvo que arrastrar a Harry para que dejara Hechizos y contra hechizos (encante a sus amigos y confunda a sus enemigos con las mas recientes venganzas: Pérdida de cabello, Piernas de mantequilla, Lengua atada y más, mucho mas), del profesor Vindictus Viridian
-Estaba tratando de averiguar como hechizar a Dudley
-Ojala pudieras haber hecho eso
Pero Harry no hacia caso a quien le dijo eso ya que estaba mirando a Ginny, luego tenia que buscar un momento para hablar con ella
-No estoy diciendo que no sea una buena idea, pero no puedes utilizar la magia en el mundo muggle, excepto en circunstancias muy especiales- dijo Hagrid-. Y, de todos modos, no podrías hacer ningún hechizo todavía necesitaras mucho mas estudio antes de llegar a ese nivel.
Hagrid tampoco dejó que Harry comprara un sólido caldero de oro (en la lista decía de peltre) pero consiguieron una bonita balanza para pesar los ingredientes de las pociones y un telescopio plegable de cobre. Luego visitaron la droguería, tan fascinante como para hacer olvidar el horrible hedor, una mezcla de huevos pasados y repollo podrido. En el suelo había barriles llenos de una sustancia viscosa y botes de hierbas. Raíces secas y polvos brillantes llenaban las paredes, y manojos de plumas e hileras de colmillos y garras colgaban del techo. Mientras Hagrid preguntaba al hombre que estaba detrás del mostrador por un surtido de ingredientes básicos para pociones, Harry examinaba cuernos de unicornio plateados, a veintiún galeones cada uno, y minúsculos ojos negros y brillantes escarabajos (cinco knuts la cucharada)
-No son muy caros
Fuera de la droguería, Hagrid miró otra vez la lista de Harry
-Solo falta la varita… Ah, si, y todavía no te he buscado un regalo de cumpleaños
Harry sintió que se ruborizaba
-No tienes que…
-Sé que no tengo que hacerlo. Te diré qué será, te comprare un animal. No una tortuga, las tortugas pasaron de moda hace años, se burlarán… y no me gustan los gatos, me hacen estornudar. Te voy a regalar una lechuza. Todos los chicos quieren tener una lechuza. Son muy útiles, llevan tu correspondencia y todo lo demás.
-Hedwig- dijo Ginny
-Quien es Hedwig
La lechuza de Harry- respondió Sirius
Veinte minutos mas tarde, salieron del emporio de la lechuza, que era oscuro y lleno de ojos brillantes, susurros y aleteos. Harry llevaba una gran jaula con una hermosa lechuza blanca, medio dormida, con la cabeza debajo de un ala. Y no dejo de agradecer el regalo, tartamudeando como el profesor Quirrell
-Jajajajajaja
-Ni lo menciones- dijo Hagrid con aspereza-. No creo que los Dursley te hagan muchos regalos. Ahora nos queda solamente Ollivander, el único lugar donde venden varitas, y tendrás la mejor.
Una varita mágica… Eso era realmente lo que Harry había estado esperando
La ultima tienda era estrecha y de mal aspecto. Sobre la puerta, en letras doradas, se leía: "Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.". En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color purpura, se veía una única varita.
Cuando entraron, una campanilla resonó en el fondo de la tienda. Era un lugar pequeño y vacío, salvo por una silla larguirucha donde Hagrid se sentó a esperar. Harry se sentía algo extraño, como si hubiera entrado en una biblioteca muy estricta. Se tragó una cantidad de preguntas que se le acababan de ocurrir, y en lugar de eso, miró las miles de estrechas cajas, amontonadas cuidadosamente hasta el techo. Por alguna razón, sintió una comezón en la nuca. El polvo y el silencio parecían hacer que le picara por alguna magia secreta.
-Da como algo de miedo esa tienda- dijo Giny
-Pues anda que Ollivander- dijo su novio
-Buenas tardes-dijo una voz amable
Harry dio un salto. Hagrid también debió de sobresaltarse por que se oyó un crujido y se levanto rápidamente de la silla.
Un anciano estaba ante ellos; sus ojos, grandes y pálidos, brillaban como lunas en la penumbra del local
-Hola- dijo Harry con torpeza
-Ah, si- dijo el hombre-. Si, si, pensaba que iba a verte pronto. Harry Potter. -No era una pregunta-. Tienes los ojos de tu madre. Parece que fue ayer el día en que ella vino aquí, a comprar su primera varita. Veintiséis centímetros de largo, elástica, de sauce. Una preciosa varita para encantamientos.
Lily sonrió la memoria de ese hombre era la mejor del mundo
El señor Ollivander se acercó a Harry. El muchacho deseó que el hombre parpadeara. Aquellos ojos plateados eran un poco lúgubres.
-Si, si pero solo un poco- dijo Sirius con sorna
-Tu padre, por otra parte, prefirió una varita de caoba. Veintiocho centímetros y medio. Flexible. Un poquito mas poderosa y excelente para transformaciones. Bueno, he dicho que tu padre la prefirió, pero en realidad es la varita la que elige al mago.
El señor Ollivander estaba tan cerca que él y Harry casi estaban nariz contra nariz. Harry podía ver su reflejo en aquellos ojos velados
-Y aquí es donde…
El señor Ollivander toco la luminosa cicatriz de la frente de Harry, con un largo dedo blanco.
-Lamento decir que yo vendí la varita que hizo eso- dijo amablemente-. Treinta y cuatro centímetros y cuarto. Una varita, muy poderosa, y en las manos equivocadas… Bueno, si hubiera sabido lo que esa varita iba a hacer en el mundo…
Negó con la cabeza y entonces, para alivio de Harry, fijó su atención en Hagrid.
-¡Rubeus! ¡Rubeus Hagrid! Me alegro de verlo otra vez… Roble, cuarenta centímetros y medio, flexible… ¿Era así?
-Así era, si, señor- -dijo Hagrid
-Buena varita. Pero supongo que la partieron en dos cuando lo expulsaron- dijo el señor Ollivander, súbitamente severo
-Eh…, si, eso hicieron, si- respondió Hagrid, arrastrando los pies-. Sin embargo, todavía tengo los pedazos- añadió con vivacidad
-pero no los utiliza, ¿verdad?- preguntó en tono severo
Ante eso toda la sala miro hacia otro lado, todos tenían la misma sospecha sobre la varita de Hagrid
-Oh, no, señor- dijo Hagrid rápidamente
Harry observo que sujetaba con fuerza su paraguas rosado.
-Mmm- dijo el señor Ollivander, lanzando una mirada inquisidora a Hagrid-. Bueno, ahora, Harry… Déjame ver. Sacó de su bolsillo una cinta métrica, con marcas plateadas-. ¿Con qué  brazos coges la varita?
-Eh… bien, soy diestro- respondió Harry
-Extiende tu brazo. Eso es.- Midió a Harry del hombro al dedo, luego de la muñeca al codo, del hombro al suelo, de la rodilla a la axila y alrededor de su cabeza. Mientras medía, dijo-: Cada varita Ollivander tiene un núcleo central de una poderosa sustancia mágica, Harry. Utilizamos pelos de unicornio, plumas de cola de fénix y nervios de corazón de dragón. No hay dos varitas Ollivander iguales, como no hay dos unicornios, dragones o aves fénix iguales. Y, por supuesto, nunca obtendrás tan buenos resultados con la varita de otro mago
-A no ser que se la quites en un combate- dijo Harry recordando como había conseguido la de Draco
De pronto, Harry se dio cuenta de que la cinta métrica, que en aquel momento le medía entre las fosas nasales, lo hacia sola. El señor Ollivander estaba revoloteando entre los estantes, sacando cajas.
-Esto ya esta- dijo, y la cinta métrica se enrolló en el suelo-. Bien, Harry Prueba esta. Madera de haya y nervios de corazón de dragón. Veintitrés centímetros. Bonita y flexible. Cógela y agítala.
Harry cogió la varita y (sintiéndose tonto) la agitó a su alrededor, pero el señor Ollivander se la quitó casi de inmediato.
-Arce y pluma de fénix. Diecisiete centímetros y cuarto. Muy elástica. Prueba…
Harry probó, pero tan pronto como levantó el brazo el señor Ollivander se la quito.
-No, no.. Ésta. Ébano y pelo de unicornio, veintiún centímetros y medio. Elástica. Vamos, vamos, inténtalo.
-Yo creo que probé las varitas de toda la tienda
Harry lo intentó. No tenía ni idea de lo que estaba buscando el señor Ollivander. Las varitas ya probadas, que estaban sobre la silla, aumentaban por momentos, pero cuantas mas varitas sacaba el señor Ollivander, mas contento parecía estar.
-Qué cliente tan difícil, ¿no? No te preocupes, encontraremos a tu pareja perfecta
-Ya la encontré- dijo Harry al oído de Ginny en un momento que nadie miraba, provocando que esta enrojeciera
 por aquí, en algún lado. Me pregunto… sí por qué no, una combinación poco usual, acebo y pluma de fénix, veintiocho centímetros, bonita y flexible.
-Si esa es- dijo Harry
Harry toco al varita. Sintió un súbito calor en los dedos. Levantó la varita sobre su cabeza, la hizo bajar por el aire polvoriento, y una corriente de chispas rojas y doradas estallaron en la punta como fuegos artificiales, arrojando manchas de luz que bailaban en las paredes. Hagrid lo vitoreó y aplaudió y el señor Ollivander dijo:
-¡Oh, bravo! Oh, si, oh, muy bien. Bien, bien, bien… Que curioso… Realmente que curioso…
Puso la varita de Harry en su caja y la envolvió en papel de embalar, todavía murmurando: "Curioso… muy curioso".
-Perdón- dijo Harry-. Pero ¿Qué es tan curioso?
El señor Ollivander fijó en Harry su mirada pálida
-Recuerdo cada varita que he vendido, Harry Potter. Cada una de las varitas. Y resulta que la cola de fénix de donde salió la pluma que esta en tu varita dio otra pluma, sólo una mas. Y realmente es muy curioso que estuvieras destinado a esa varita, cuando fue su hermana la que te hizo esa cicatriz.
-La gemela de esa varita es la de Voldemort- dijo James en un susurro
Harry tragó, sin poder hablar
-Si, veintiocho centímetros. Ajá. Realmente curioso cómo suceden estas cosas. La varita escoge al mago, recuérdalo… Creo que debemos esperar grandes cosas de ti, Harry Potter… Después de todo, El-que-no-debe-ser-nombrado hizo grandes cosas.. .Terribles, si, pero grandiosas
-Claro que si- dijo Lily con pena-, fue grandioso matarnos a nosotros
Harry se estremeció. No estaba seguro de que el señor Ollivander le gustara mucho. Pagó siete galeones de oro por su varita y el señor Ollivander los acompaño hasta la puerta de su tienda

Al atardecer, con el sol muy bajo en el cielo, Harry y Hagrid emprendieron su camino otra vez por el callejón Diagón, a través de la pared, y de nuevo por el caldero chorreante, ya vacío. Harry no hablo mientras salían a la calle y ni siquiera noto la cantidad de gente que se quedaba con la boca abierta al verlos en el metro, cargados con una serie de paquetes de formas raras y con la lechuza dormida en el regazo de Harry. Subieron por la escalera mecánica y entraron en la estación de Paddington. Harry acababa de darse cuenta de dónde estaban cuando Hagrid le golpeó en el hombro.
-Tenemos tiempo para que comas algo antes de que salga en tren-dijo.
-Fue la primera hamburguesa que comí en mi vida- dijo Harry sonriendo
Le compró una hamburguesa a Harry y se sentaron a comer en unas sillas de plástico. Harry miró a su alrededor. De alguna manera, todo le parecía muy extraño
-¿Estas bien, Harry? Te veo muy silencioso- dijo Hagrid
Harry no estaba seguro de poder explicarlo. Había tenido el mejor cumpleaños de su vida y, sin embargo, mastico su hamburguesa, intentando encontrar las palabras.
-Todos creen que soy especial- dijo finalmente-. Toda esa gente del caldero chorreante, el profesor Quirrell, el señor Ollivander… Pero yo no se nada sobre magia. ¿Cómo pueden esperar grandes cosas? Soy famoso y ni siquiera puedo recordar por qué soy famoso. No se que sucedió cuando Vol… Perdón, quiero decir, la noche en que mis padres murieron
-Lastima que al final la recorde
Hagrid se inclinó sobre la mesa. Detrás de la barba enmarañada y las espesas cejas había una sonrisa muy bondadosa
-No te preocupes, Harry. Aprenderás muy rápido. Todos son principiantes cuando empiezan en Hogwarts. Vas a estar muy bien. Sencillamente se tu mismo. Sé que es difícil. Has estado lejos y eso siempre es duro. Pero vas a pasarlo muy bien en Hogwarts, yo lo pase y, en realidad, todavía lo paso
Hagrid ayudo a Harry a subir al tren que lo llevaría hasta la casa de los Dursley y luego le entrego un sobre.
-Tu billete para Hogwarts- dijo-. El uno de septiembre, en King Cross. Esta todo en el billete. Cualquier problema con los Dursley y me envías una carta con tu lechuza, ella sabrá encontrarme… Te veré pronto, Harry.
-Ya veréis lo que me coto encontrar en andén, menos mal que me ayudaron los Weasley
-Si y hay fue cuando Ginny se enamoro de ti
-Sirius- le reprocho Lily
-Que pero si Ginny ya no va detrás de Harry y además tiene novio seguro que ya no la importa que lo cuente. Cambiando de tema ¿Quién es tu novio?
-pero mira que eres trisca, que no te lo voy a decir
-Había que intentarlo
El tren arrancó de la estación. Harry deseaba ver a Hagrid hasta que se perdiera de vista. Se levantó del asiento y apretó al nariz contra la ventanilla, pero parpadeó y Hagrid ya no estaba
-lo que me pregunto yo es como pudo desaparecerse si el no termino Hogwarts- dijo Harry
-Si, bueno, se lo tendremos que preguntar, yo ahora antes de que empecemos a leer el siguiente capitulo tengo que ir al baño- dijo Ginny
Cuando nadie estaba atento de el Harry se levanto del sofá donde estaba sentado y fue al baño abrió la puerta y se encontró a Ginny que le estaba esperando
-Pensaba que no lo habías pillado
Dicho estoy Harry se acerco a ella y la beso hacia un día que no se veían y delante de Sirius si querían que les dejara en paz no podían hacerlo.
En ese momento se abrió la puerta……

No hay comentarios:

Publicar un comentario